Una historia, un olvido... el discurrir invisible de lo que existió y se desconoce

Este espacio pretende entender la historia como una disciplina que proporciona, tanto la información como los instrumentos necesarios para conocer el pasado, pero también como una herramienta para comprender al "otro", a nosotros mismos y a la sociedad del presente en la que interactuamos.

Conocer la historia de los gitanos españoles es esencial para eliminar su invisibilidad, entender su situación en la sociedad y derribar los estereotipos acuñados durante siglos.

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viernes, 22 de diciembre de 2017

SEISCIENTOS AÑOS DE PRESENCIA GITANA EN LA EUROPA CENTRAL Y OCCIDENTAL (1417-2017)

Carta de Seguro otorgada por el Emperador Segismundo, Rey de Hungría al voivoda Ladislao de los gitanos, en sus reinos. Año de 1423. (Codex diplomaticus Hungariae Ecclesiasticus ac Civilis. Studio et opera Georgii Fejér, bibliothecarii regi. Tomi X, Vol. VI, ab anno 1418-1428. Tzpis Typogr. Regiae Universitatis Ungaricae, Buda. 1844, Doc. CCXXI. pp. 532-533.)

“Idem Sigismundus Zingaris per regna sua securitatem, ac Vaivodae ipsorum potestatem iudicandi addicit. A. 1423.
Segismundo de Luxemburgo por Pisanello-Wikipedia
Sigismundus, Dei gratia Romanorum Rex semper Augustus, ac Hungariae, Bohemiae, Dalmatiae, Croatiae etc. Rex. Fidelibus nostris universis, Nobilibus, Militibus, Castellanis, Officialibus, Tributariis, Civitatibus liberis, oppidis et eorum iudicibus in regno et sub dominio nostro constitutis et existentibus salutem cum dilectione. Fidelis nostri adierunt in praesentiam, personaliter Ladislaus Voivoda Ciganorum, cum aliis ad ipsum spectantibus, nobis humillimas porrexerunt supplicationes huc in Scepus in nostra praesentia supplicationum [supplicum?] precum cum instantia, ut ipsis gratia nostra uberiori providere dignaremur. Vnde nos illorum supplicatione illecti eisdem hanc libertatem duximus concedendam. Quod quandocunque idem Ladislaus Vaivoda et sua gens ad dicta nostra dominia, videlicet civitates et oppida pervenerint, extunc vestris fidelitatibus praesentibus firmiter committimus et mandamus, ut eosdem Vladislaum Vaivodam et Ciganos sibi subiectos, omni sine impedimento ac perturbatione aliquali fovere et conservare debeatis; imo ab omnibus impetitionibus seu offensionibus tueri velitis. Si autem inter ipsos aliqua Zizania seu perturbatio evenerit, ex parte quorumcunque extunc non vos, nec aliquis alter vestrum, sed idem Ladislaus Vaivoda iudicandi et liberandi habeat facultatem. Praesentes autem post earum lecturam semper reddi iubemus praesentanti. Datum in Scepus, dominica die ante festum Beati Goergii Martyris Anno Domini MCCCCXXIII. Regnorum nostrorum Anno Hungariae XXXVI., Romanorum vero XII., Bohemiae tertio.

TRADUCCIÓN:
“El mismo Segismundo, por la seguridad de los Cíngaros, concede el poder de juzgar al Vaivoda de ellos. Año 1423.
Segismundo, por la gracia de Dios Rey de los Romanos siempre Augusto, y Rey de Hungría, Bohemia, Dalmacia, Croacia, etc., saluda con afecto a todos nuestros Fieles, Nobles, Soldados, Castellanos, Oficiales, Tributarios, Ciudadanos libres, y a las ciudades y a los jueces constituidos de estas y que existen en el reino bajo nuestro dominio. Fieles nuestros llegaron ante nuestra presencia, personalmente Ladislao, Voivoda de los Cíngaros, con otros que le seguían, y aquí en Scepus nos presentaron sus más humildes súplicas, para que nos dignásemos derramar abundantemente nuestra gracia para con ellos. Por lo cual, convencido por sus ruegos, determinamos concederles esta licencia. Por la cual, permitimos y encomendamos firmemente a nuestros Fieles presentes que Ladislao Voivoda y su gente puedan transitar por las ciudades y pueblos de nuestros dominios con normalidad desde ahora mismo, y mando a los Fieles presentes que protejan y respeten al mismo Ladislao y a los a él sujetos sin ningún impedimento ni ninguna perturbación; además, que queráis defenderlos de todos los ataques y ofensas. Sin embargo, si ocurriese alguna cizaña entre ellos o algún trastorno, sólo tenga facultad de juzgar y absolver el propio Ladislao Voivoda, y no vosotros ni tampoco ninguno de los vuestros. Por consiguiente, ordenamos ser devuelta a los presentes la licencia inmediatamente.
Fechado en Escepus, domingo víspera del beato Jorge Mártir, en el Año del Señor de MCCCCXXIII. En nuestro reino de Hungría, Año XXXVI; verdaderamente, Año XII de los Romanos y tercero de Bohemia.”
NOTA: documento y traducción por gentileza de la Asociación Nacional Presencia Gitana


En 2017 se han cumplido seiscientos años del proceso que dio inicio a la incursión y distribución del Pueblo Gitano en Europa Central y Occidental.
Su llegada a la Europa cristiana del medievo, se hizo a través del Sacro Imperio Romano Germánico, cuando era emperador Segismundo de Luxemburgo, rey también de  Hungría, Polonia y Bohemia, y a quien el Papa Martín V consagró como adalid de la cristiandad.
Ante dicho emperador se presentó a finales de 1417, un grupo compuesto por al menos tres centenares de personas, a cuyo frente se hallaba un conde y un duque, a quienes otorgó los salvoconductos que posibilitaron su dispersión por toda Europa Occidental, facilitándoles la libre circulación por los territorios del Imperio para “estar y pasar” hacia otros reinos, como Francia y el norte de Italia. Igualmente, se dispuso que fuesen bien tratados y que cumplieran los siete años de penitencia impuestos por haber apostatado.
Como peregrinos y refugiados religiosos perseguidos por los turcos, los gitanos hallaron la protección y la libertad de movimientos que a la postre, les convirtieron en una comunidad transnacional y europea. Sin embargo, pretendieron obtener otro pasaporte de manos del Papal, por lo que el duque Andrés se dirigió a Roma para tal fin. No sabemos si fueron recibidos por el pontífice, sí que años más tarde, varios grupos gitanos exhibieron un documento similar expedido por Martín V autorizándoles a peregrinar para expiar los pecados que decían habían cometido. Si bien, algunos historiadores dudan de su veracidad. 
En octubre de 1420 se hallaba en la Provenza un grupo de gitanos, los mismos que posiblemente pasarían posteriormente al reino de Aragón, y por último, a los reinos navarro y castellano, con lo que acabaron completando el largo trayecto iniciado siglos atrás desde la antigua India. Descubierta América, una nueva ruta quedaría abierta a partir del siglo XVI.

El acontecimiento histórico de 1417 forma parte de las diferentes Historias del Pueblo Gitano que forma parte de cada una de las naciones europeas. La carta de seguro otorgada por el futuro Alfonso V de Aragón es solo un eslabón más de esta Gran Historia Gitana en Europa. Sin embargo, ha pasado desapercibido, sin que los foros europeos e internacionales transnacionales, como el Consejo de Europa, la Unión Europea, la ONU y demás instituciones, hayan dado el paso decisivo hacia su reconocimiento como Comunidad transnacional de base multiestatal, con pleno derecho a mantener su identidad, y a que pueda participar en pie de igualdad en la vida política, económica, social y cultural de los países en los que viven sus ciudadanos.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

LA JAMANCIA DE 1843. UN MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO CATALÁN CON PROTAGONISMO GITANO

Tras el hambre y la miseria que trajo la primera Guerra Carlista, y el golpe del general Espartero del año 1841, cuyas consecuencias fueron claramente negativas para el pueblo gitano en España, el nuevo gobierno volvió a recordar a las autoridades locales a través de los Boletines Oficiales de provincias, su obligación de perseguir a vagos, mendigos y gitanos.
Jamancios a pecho descubierto
La permanente sospecha hacia el gitano como un delincuente, basada en el estereotipo negativo acuñado durante cuatro siglos, seguía resistiéndose a desaparecer. Si bien, el corpus legislativo que durante todo ese tiempo había criminalizado la forma de vida gitana, estaba ya agotado. A partir de estas fechas, las medidas represivas y de control que se irán dictando serán de orden interno para las policías locales y la Guardia Civil, a la que desde su creación en 1844 se le encomendó especialmente su vigilancia.
En una sociedad que avanzaba hacia una incipiente industrialización; el gitano, quedó sumido en bolsas de pobreza y constantemente abatido por la represión a que se le sometía; y, aunque procuró continuar sustentando su supervivencia manteniendo las actividades económicas tradicionales de sus antepasados, una nueva etapa de modernidad estaba cambiando el mundo, y al pueblo gitano también.
En su resistencia por mantener su identidad étnica y forma de vida, los gitanos fueron quedándose descolgados de los avances sociales, culturales y económicos que caracterizaron al resto del siglo XIX. No hubo “progreso” burgués y obrero para él. Solo en Barcelona se produjo cierta proletarización entre la población gitana, la que a pesar de su insignificancia política y económica, mostró un gran protagonismo en los acontecimientos acaecidos entre 1842 y 1843 en aquella ciudad.
Bajo la bandera del republicanismo más igualitario, los gitanos, aun sin una clara toma de conciencia de clase, participaron activamente en contra de los ricos propietarios industriales para quienes trabajaban por una miseria y al que defendían en guerras por medio de un sistema injusto de quintas. Todo sin recibir nada a cambio. El pueblo en armas acabó viéndose como la única solución para cambiar esta injusticia social.

Juntas, goberns, empleats,
Ciutadans seguiu la lley.
Que la Jamancia ha arribat
Y tots tenim lo fusell.
Minyons, alsem lo porró
Viva la bulla y la dansa.
Y digueu, que viva sempre
L’Ygualtat y la Jamancia.

Canción de la Jamancia
La Jamancia se desarrolló estando bien reciente la insurrección que, entre noviembre de 1842 y febrero de 1843 tuvo lugar también en Barcelona, y que fracasó sin haber conseguido extenderla al resto de España ni haber dado solución alguna a la crítica situación que atravesaban los estratos más bajos de la sociedad de aquel momento, a los que en la tercera de las bases de la declaración de 17 de noviembre de 1842, la Junta revolucionaria asumía la protección de “todas las clases laboriosas y productivas (…) justicia para todos sin distinción de clases y categorías”, algo que la burguesía catalana no estaba dispuesta a llegar.
Del fracaso de esta revolución, las clases populares aprendieron a no confiar en la burguesía, por lo que la rebelión barcelonesa de la Jamancia, prolongó los enfrentamientos de clase producidos en los últimos días de su antecesora, cuando la Junta de Gaviria permitió la confiscación de los bienes de aquellos burgueses que habían abandonado la ciudad aterrorizados por los bombardeos. El mensaje de las coplas entonadas por los jamancios, son una muestra de sus reclamaciones hacia el derecho al trabajo y la igualdad ante la ley, y así se publicó en el segundo suplemento de La Unión:

Pa, llibertat y treball.
Que no robin res al pobre:
Y que tot home sigui igual.
Que si tenim plet ab un rich
No sempre en sortim pagan.


La Jamancia se desarrolló entre septiembre y noviembre de 1843 y constituyó el último intento de revolución centralista. Estuvo dirigido contra el gobierno moderado de Joaquín María López, al que se le acusaba de haber incumplido los acuerdos contraídos con la Junta Central con objeto de derribar el gobierno de Espartero, así como la violación de varias disposiciones establecidas en la constitución de 1837.
Asalto a la Ciudadela
El nombre dado a esta revolución hizo referencia a los miembros de los batallones de voluntarios (batallones de la blusa), autodenominados así mismos como jamancios. El término deriva del verbo gitano jamar -comer-. Y, aunque algunos autores lo relacionan con la asignación diaria de cinco reales que recibían los jamancios por su manutención, creemos que este nombre procede de la ocurrencia de estos gitanos revolucionarios, para los que siendo el hambre la principal motivación de su adhesión al movimiento revolucionario, convirtieron su hambruna en un incentivo para el combate, para lo que se lanzaron a las calles entonado canciones con mayor o menor contenido de sátira política, en las que se amenazaba iban a comerse a sus enemigos. Entre las diferentes coplas, tuvieran o no algún tipo de sátira política, destaca la de la paella, que convertida prácticamente en su himno, se cantaba al ritmo de:
Monumento a Prim en Barcelona- Wikipedia
                                  Ay, Ay, xin, xin, xin
Maduros a la paella
Ay, Ay, xin, xin, xin
A la paella el Prim.

Como complemento a toda esta escenografía, añadieron a su indumentaria algunos complementos relativos a enseres de cocina, siendo su complemento más identificativo “una pequeña sartén (de plomo o latón) de las que sirven de juguete a las niñas, colgada del cuello con una cinta encarnada, y una cabeza de muerto en el gorro con un fleco negro y encarnado, y un lema que dice: junta Central o muerte". Los mismos colores predominaban en las banderas, junto a diferentes símbolos asociados con el republicanismo, lo que las convirtieron en las precursoras del sindicalismo catalán.

Vestían a excepción de la Milicia Nacional, un uniforme parecido al de los sansculots de la Revolución Francesa. También, una blusa azul de trabajador ceñida por una banda de cuero o de cuerda a la cintura; si bien, al comienzo de la revolución, por ser verano, prescindieron de la blusa y se mostraron despechugados en cuerpo de camisa, que por entonces era una prenda íntima. En ella colocaban al pecho a modo de medalla la sartencita de juguete. Así mismo, algunos usaron calzas (medias) listadas arremangadas hasta media pierna. Por último, una especie de gorra roja parecida a una barretina, pero de forma más alargada y con una borla en su remate, en la que ponían la calavera plateada.
Asalto a la Ciudadela
En general, el conjunto de los insurgentes se conocieron como centralistas por propugnar la unificación de la Junta Central. Sus fuerzas estaban integradas con fuerzas del ejército regular, la Milicia Nacional y los voluntarios del llamado vulgarmente “Batallón de la Blusa”; y, más tarde, el batallón denominado “Salvarguardas de la libertad” compuesto por presidiarios, lo que fue motivo de burlas por parte de los gubernamentales; si bien no eran delincuentes comunes, sino desertores y condenados por tenencia de armas prohibidas.
La prensa madrileña, en su afán por desprestigiarlos, escribía despectivamente sobre el batallón de la jamancia, afirmando estaba “compuesto en su mayor parte de la escoria de los pueblos vecinos a ésta (Barcelona), de procesados criminalmente, de gitanos, de extranjeros afiladores de navajas y tijeras, de menores de edad, de viejos y de algunos licenciados”, para terminar concluyendo:
Bombardeo de la ciudad desde Montjuic

“¿Se creerán esos majaderos jamancios que por sí solos podrían arrostrar una invasión extranjera, solo con mostrar la sucia sartén y parrillas con que intentaban freír y asar a las tropas, y demás combatientes sometidos al legítimo gobierno, y con cuyos chismes pintados pusieron pies en polvorosa en San Andrés y Mataró, huyendo despavoridos a los primeros disparos?”.
Iniciados los enfrentamientos armados a primero de octubre de ese año entre insurgentes y Ejército, éste bajo la dirección de Prim, Barcelona sufrió un duro castigo por medio de bombardeos que propiciaron la desbandada burguesa y el desaliento de los componentes de los republicanos. Finalmente, la Junta Suprema terminó capitulando el 19 de noviembre, con lo que fracasó su intento de convertirse en el origen de una revolución democrático-burguesa para la consecución de una República Socialista y Federal.

FUENTES:
CURET, Francesc. La Jamancia (1842-1843), Barcelona: Rafael Dalmau editor, 1961.
http://www.antrophistoria.com/2017/12/la-jamancia-de-1843.html

viernes, 1 de diciembre de 2017

LOS GITANOS Y EL FLAMENCO EN 1885

«CANTE HONDO»
Para los que no están iniciados en la poesía del cante eso de jondo parecerá término chino.
Para los peritos, eso de cante jondo es más que si les dijeran; «Ópera clásica».
Los que no conocen aquella tierra bendita que denomina el vulgo «Andalucía», los que no han nacido en ella, no pueden apreciar las bellezas del cante.
Y aun los andaluces que no han visitado los barrios de la gente cañí o gitana no saben lo que es poesía, y ternura, y «diplomacia íncontínental».
Los gitanos constituyen un Estado libre dentro de otro Estado.
Ellos podrán ser maleantes y aun tener la desgracia de seducir a las bestias del prójimo y de tropezarse con las cosas ajenas antes de que se le extravíen al prójimo.
Pero ellas, las gitanas puras, son modelo de lealtad y de firmeza, y primeramente consentirían en su muerte que en la deshonra y en el envilecimiento.
Aborrecen a los hombres que no son gitanos, y en la feria de Sevilla se pierden por ellas más ingleses que en la campaña del Egipto y pueblos «adyacentes».
El gitano cantaor es un trovador con sombrero de catite; un hombre que siente y que llora cantando sus penitas.

En el cante flamenco hay cierta mezcla de alegría y dolor que no se explica sino por la siguiente copla del pobrecito Augusto Ferrán:

¿Alegrías? No las quiero
De esas que a todos alegran;
Yo quiero las alegrías
Que al mismo tiempo dan pena.

Las cantaoras finas lloran derramando coplas que rebosan alegría y esa gracia que no sale a luz más que al calor del sol de Andalucía.
Araujo, que es un artista que sabe sentir y que posee la magia del estilo, ha dibujado un cantaor cañí con verdad y con expresión.
Jasiendo vorá la guitarra , e iluminado por el bálsamo de Jerez o dc Sanlúcar, el artista flamenco da suelta a los pesares y se desajoga de penas.


COMENTARIO:
Este texto, extraído de La Ilustración Española y Americana de octubre de 1885, constituye tanto un valioso testimonio de la situación de los gitanos españoles en aquellas fechas como de la consolidación del flamenco como arte basado en cantes cargados de poesía y sentimiento.
Nada pasa desapercibido en estas líneas, desde la más cruel reseña del estereotipo negativo que estigmatiza a los hombres gitanos como ladrones “maleantes”, hasta el ensalzamiento de la mujer gitana como hermosa, alegre, graciosa, llena de lealtad y firmeza; por la que muchos hombres pierden la cabeza.
Es también una referencia a la libertad de los gitanos como su valor más querido. Una apreciación que queda resumida magistralmente cuando se expresa cómo “los gitanos constituyen un Estado libre dentro de otro Estado”, una realidad que por entonces se hallaba sin embargo en transformación. Eran tiempos de cambio, el campo se iba quedando vacío y las ciudades se llenaban con contingentes humanos que se proletarizaban. Un proceso en el que el gitano seguirá resistiéndose a dejar de serlo, convirtiendo el cante flamenco en una válvula de escape en la que expresar su forma de ser y de sentir.

lunes, 6 de noviembre de 2017

LOS GITANOS Y LA REVOLUCIÓN. LOJA 1861

La invisibilidad de los gitanos en la Historia de España es mucho más palpable durante el siglo XIX. Una época repleta de convulsiones políticas, económicas y sociales, en la que la comunidad gitana, al menos casi hasta mediados de siglo, estuvo bajo la vigencia represora de la pragmática de 1783. Y, aunque finalmente obtuvo la ciudadanía española sin ningún tipo de restricciones por la Constitución de 1837, hubo de seguir sufriendo la estigmatización resultante del estereotipo acuñado y ampliamente divulgado durante siglos.

Baile en las afueras de Loja

Víctimas como otros muchos españoles de las crisis económicas ocasionadas por múltiples factores, sobrevivían a duras penas desarrollando sus oficios tradicionales, y que debían complementaban con otras ocupaciones, como la de jornaleros, especialmente en Andalucía. De ellos apenas se sabe nada durante el siglo XIX, que esté relacionado con el flamenco o el toreo. Mucho menos de su posicionamiento ideológico ante las revoluciones que convulsionaron esta época, constituyendo la revuelta armada barcelonesa denominada La jamancia, el primer movimiento revolucionario en que se vieron envueltos miembros de la comunidad gitana.
En Andalucía, por sus propias características socioeconómicas, la comunidad gitana fue más sensible a los movimientos que preconizaban el reparto de tierras y clamaban por la libertad y la igualdad. En Cádiz, por ejemplo, tras la promulgación de la Constitución antiliberal de 1845,  los gitanos, en expresión de la prensa, embardunaron las paredes con carteles subversivos pidiendo la vuelta a la Pepa, dando vivas a los liberales y advirtiendo el sombrío futuro que esperaba a España con un “que ze hunde la patria”.
En este ambiente revolucionario, Andalucía se hallaba inmersa en 1861 dependiendo de una economía agraria de subsistencia, donde la propiedad de la tierra se hallaba en pocas manos y sin que las medidas desamortizadoras hubieran invertido este fenómeno. Solo la pervivencia de las tierras comunales permitía algún respiro  a aquellos vecinos que se hallaban desposeídos de terrenos cultivables. Y, cuando el general Ramón María Narváez, el espadón de Loja,  pretendió desamortizar los terrenos comunales pertenecientes a la Sierra de Loja para destinarlos a pastos, se produjo una airada protesta de los lojareños, quienes comenzaron a exigir un reparto de tierras justo que sustituyera a unas subastas, pues éstas solamente beneficiaban a aquellos terratenientes que poseían el suficiente poder adquisitivo para adquirirlas.
Rafael Pérez del Álamo
El cada vez mayor empobrecimiento del campesinado, junto con el auge de las ideas republicanas, fomentó la desestabilización social y la lucha contra el caciquismo. Para hacer frente a esta situación, desde las filas demócratas de Andalucía Oriental, Rafael Pérez del Álamo fundó una Sociedad Secreta, de tipo carbonario y carácter más social y militar que anarquista, que pretendía además de un reparto de tierras, la protección y socorro de sus asociados. Dicha Sociedad se hallaba muy influida por el movimiento garibaldino italiano y tendría un papel decisivo en la revolución que estallaría en Loja.
El principal protagonista de esta insurrección fue Rafael Pérez del Álamo, inspector de carnes, veterinario de primera clase y corresponsal de los periódicos demócratas de La Discusión y El Pueblo, quien  se distinguió en las críticas hacia las arbitrarias detenciones producidas tras el intento de anulación de las elecciones que dieron la victoria a los demócratas, siendo detenido con ocasión de la divulgación de un folleto titulado “La Democracia, el Socialismo y el Comunismo, según la Filosofía y la Historia”.
Acosada la Sociedad Secreta, se reunió primeramente en Granada y después en Loja, donde se autorizó a Pérez del Álamo a liderar la sublevación en el momento que considerara más oportuno. Decidido a emprenderla, se propuso darle un tono revolucionario para obrar cambios económicos y sociales.
Recientes las sublevaciones de Utrera y El Arahal de 1857, el conflicto se precipita al estallar el motín de Mollina el 21 de junio de 1861. Un acontecimiento liderado por Pérez del Álamo y que justificó su detención el 24 de junio. Los lojareños  se levantaron entonces para libertarlo. El 27 del mismo mes se a insistir en su arresto personándose la Guardia Civil en su domicilio. Avisado de esta contingencia, logró huir a caballo y llegar hasta la “Campiña de las Salinas”, donde habían acordado reunirse los componentes de la Sociedad Secreta, y al que empezaron a acudir centenares de personas, muchas de ellas con la esperanza de ser cierto el rumor que aseguraba se iban a repartir las tierras.
Vista de Loja en 1812
Desde Loja, Iznájar, Trabuco, Las Fuentes y Archidona acudieron al llamamiento portando todo tipo de armas: escopetas, hoces y todo tipo de áperos de labranza. Los gitanos, formando una compañía aparte bajo la capitanía de Antonio Arjona, alias “El Zorrica”, acudieron con lanzas de fabricación propia.
Todos juntos se conjuraron en la victoria y se dirigieron hacia Iznájar gritando todo tipo de consignas, como ¡Viva la República y muera la reina!, ¡Viva Garibaldi!, ¡Muera el Papa!, ¡Viva la libertad! Y, ¡Viva la democracia! Una vez en dicho pueblo entraron en combate con un pequeño destacamento de la Guardia Civil, al que desarmaron e hicieron prisioneros. Al día siguiente, del Álamo lanzó una proclama en el intento de incorporar nuevos voluntarios y tranquilizar a los terratenientes, al asegurar se iba a respetar la propiedad y la libertad de ideas.
Con la intención de tomar Loja, se pertrechó a los combatientes con armas, tabaco y un poco de pan y queso, lo que curiosamente dio nombre a la insurrección, que empezó a denominarse La guerra del pan y el queso.
Una vez que la fuerzas rebeldes salieron de Iznájar, el 28 de junio vuelvieron a vencer a fuerzas gubernamentales y entrar triunfantes en Loja, donde rápidamente comenzaron a hacer zanjas y levantar barricadas para resistir un más que presumible asalto. Hasta tanto, los sublevados siguieron recibiendo refuerzos procedentes de Málaga, Jaén y Granada, hasta alcanzar un contingente cercano a los 25.000 combatientes. Entre ellos un gran número de gitanos, a cuyo frente se halló Antonio Arjona Zorrica, conocido como el “capitán de los gitanos”, de los que la prensa nacional resaltan su participación asegurarando que habían “tomado gran parte en el movimiento”.
 Antonio fue capturado el 6 de julio junto a otros destacados dirigentes de la revolución. Las razones por las que se implicaron en la contienda nos son desconocidas. Tuvo quizá bastante que ver la personalidad de Pérez del Amo, que como veterinario debió tener estrecho contacto con los tratantes gitanos. Otra explicación puede deberse al deseo de mejorar sus condiciones de vida a través de un reparto más equitativo de la tierra. Si bien, respecto a este tema, existe cierta controversia sobre si realmente se llegó a realizar una repartición, algo que no ha podido ser contrastado, en la que algún medio periodístico asegura que los gitanos participaron en dicho acto para recibir un total de cinco fanegas de tierra.
El conflicto se estancó en Loja durante varios días, hasta que Pérez del Álamo, ante las súplicas de los lojareños, decidió evacuar la población y marchar hacia Granada pasando por Alhama, con la esperanza de reanimar la sublevación. Derrotados por las tropas leales a Isabel II, se produjo la dispersión de los revolucionarios y su derrota definitiva, dando paso una represión que encarceló a numerosas personas que debieron pasar ante los dos tribunales militares formados en Loja y en Málaga, para proceder con arreglo a la ley de 17 de abril de 1821.
Más de 3000 individuos fueron procesados en estos tribunales, de los que 1180 fueron condenados a penas comprendidas entre los dos y los veinte años de presidio. Solo un vecino de Iznájar sería sentenciado a la pena capital.
En cuanto a los gitanos que tomaron parte en la insurrección, Antonio Arjona “el Zorrica”, también conocido por “Zorrín”, fue sentenciado en primera instancia a cadena perpetua; si bien se le acabaría conmutando dicha pena por la de 20 años de presidio. Su proceso despertó una especial curiosidad, especialmente tras el discurso que pronunció ante el tribunal que debía juzgarle, y del que la prensa destacaba, había “sido la cosa más célebre del mundo”.
Nota de prensa del 8/8/1861

Durante todo el proceso, los presos que se hallaban siendo juzgados en Loja se recluyeron en lugares habilitados para ello, tales como el teatro y una sala contigua a la alcazaba. Mientras tanto duró el juicio, un grupo numeroso de gitanas y niños deambularon permanentemente mientras duró, implorando “a los del consejo, a los fiscales, a los defensores y a cuantas personas creían ellas que pudieran influir en la sentencia de sus maridos y padres, para librarles de la imposición de la pena de muerte”.
Finalmente, junto al “tío Zorra”, fue condenado igualmente a los mismos veinte años de presidio, el sargento de los gitanos: “El Culiche”, de quien se decía iba inocente por no delatar a su padre “El tío Characha”.
La prensa no tomó nunca en serio la participación de los gitanos, siendo incluso objeto de mofa:

“Estos tontos, como la mayor parte, quisieron tomar sus cinco fanegas de tierra de los bienes comunes, y fueron con toda la gitanada, con unos palos muy largos y un pedazo de hierro que hacía punta, y que llamaban lanza”.

Confirmada la sentencia, el 8 de agosto, “Zorrilla” y “Culiche”  formaron parte de una cuerda de presos que se dirigieron en dirección a Granada, para desde allí ser dirigidos a Málaga y embarcar posiblemente con destino al presidio de Canarias o al de Baleares, ya que el de Fernando Póo se reservaba para los condenados a cadena perpetua.
Una vez en presidio, se dispusieron a consumir los mencionados veinte años, de los cuales, la prensa auguraba que “El Zorra” no aguantaría ni la mitad “porque es muy viejo”. No hubo de aguardar ni siquiera dicho tiempo, pues el 5 de septiembre de 1862 la reina concedió una amnistía a todos los que se hallaban presos, incluido el mismo Pérez del Álamo.
A pesar de la represión consiguiente, así como el intento de reconciliación personificado en la amnistía del 5 de septiembre y la visita que a lo largo de ese mes hizo la reina como gesto de buena voluntad a Andalucía, el espíritu revolucionario se mantuvo y hasta se alentó hasta culminar con la revolución de La Gloriosa de 1868, que mandó a Isabel II al exilio.

BIBLIOGRAFÍA:
ANDÚJAR, Francisco. “La sublevación de Loja (1861), en Ser Histórico. Portal de Historia, 14 de diciembre de 2016. Disponible en https://serhistorico.net/2016/12/14/la-sublevacion-de-loja/.
MADARIAGA DE LA CAMPA, Benito “Rafael Pérez del Álamo (1827-1911)”. Disponible en https://ddd.uab.cat/pub/llibres/1973-2011/72336/semvet_a1973v1_perez.pdf
PÉREZ DEL ÁLAMO, Rafael. Dos revoluciones andaluzas, Biblioteca de Cultura Andaluza nº 57; Sevilla: Ediciones Andaluzas Unidas, 1986.

Existe un blog dedicado íntegramente a la figura de Rafael Pérez del Álamo: http://rafaelperezdelalamo.blogspot.com.es/

miércoles, 1 de noviembre de 2017

LOS GITANOS Y LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE PARÍS DE 1889. LOS GITANOS ESPAÑOLES SE DAN A CONOCER EN EUROPA

Si en la exposición de productos de la naturaleza y de la industria España hubiera estado acertada, el lauro de la Exposición de 1889 hubiera sido en gran parte para nuestro país. La política nos resta, y la opinión nos suma: todo lo que es completamente nacional y popular en España, ha sentado aquí a las mil maravillas, se comienza por las gitanas del gran teatro del Campo de Marte. Nuestros compatriotas ¡qué blasfemar I ¡qué exagerar! ¡Qué repetir sandeces y tonterías! Venir aquí, decían, con estas ordinarieces y estas costumbres semibárbaras!, ¡Esto será la vergüenza de España!" Y nada menos que eso: esas ordinarieces y esas costumbres semibárbaras volvieron la chaveta a este público tan culto, que todavía asiste con el mismo entusiasmo que al principio a aquellos cuadros de rara y saliente originalidad. Por cierto que, uno de estos días, hicieron las gitanas y gitanos del teatro referido su primera ascensión a la torre Eiffel. Podía darse dinero por oír las exclamaciones, los dichos y las oportunidades que se les ocurrían a aquellas gentes, que se creían, llenas de admiración y espanto, que hacían un viaje por los aires. Nuestros cantos, nuestros bailes, y hasta nuestra música popular han encontrado aquí un eco más simpático de lo que se esperaba.


Un momento de la actuación de troupe (La Ilustración Española y Americana)


COMENTARIO:
Desde 1851, las Exposiciones Universales sirvieron para potenciar el capitalismo y a las oligarquías occidentales, a través de una especie de ferias mundiales para impulsar las producciones industriales, el comercio y los valores sociales asociados a la ideología liberal. En este contexto se concibió y desarrolló la Exposición de 1889, estableciendo a la torre Eiffel como un emblema de la modernidad y de la industrialización.
Construcción de la torre Eiffel
La presencia española en cuanto a la producción industrial pasó sin pena ni gloria, si tenemos en cuenta el éxito que un año antes se había cosechado en la Exposición Universal de Barcelona.
El éxito vino no obstante a través de la manifestación del carácter español por medio del toreo y el flamenco, y que llegó a impregnar la vida social parisina durante el verano de 1889. Así lo comentaba Federico Urrecha en su artículo “Toros, cañas, manzanilla y cante”, donde resalta la actuación de “la troupe de gitanas auténticas” procedentes del Albaicín granadino, que “llama más gente que las damas suecas y las violinistas húngaras que tocan en los restaurants del palacio de Bellas Artes”.
El repertorio del cuadro flamenco sufrió sin embargo, la adulteración que podía esperarse de un espectáculo puramente comercial, introduciendo incluso una especie de baile del vientre que fue ejecutado por la Chiva, como también el protagonizado por  la “Macarrona”, el cual, repleto de ademanes y groserías en opinión de sus críticos, mereció la opinión negativa de Emilia Pardo Bazán, al exclamar que la citada bailaora ¡ya podía haberse llamado la “Macarena”!
Bonnat, Delaunay y Antonín Proust fueron de los más asiduos a estas veladas flamencas. De sus impresiones ha quedado el comentario que hicieron en uno de los intermedios del espectáculo: “nada puede concebirse más bello que el cuadro de aquellas danzas, a la vez sencillas y lascivas, que aturden los sentidos y embelesan el corazón. Mélida, cuñado de Bonnat, explicaba lo que en realidad son estos espectáculos en España, populares en Andalucía, que algo introducidos en Madrid y otras capitales, no habían pasado aun entonces de la categoría de los cafés cantantes, de las reuniones privadas y giras de campo, y de otras ocasiones análogas. A lo que Delaunay exclamaba: “¡Esto pudiera celebrarse hasta en la Gran Ópera!”.
PARA SABER MÁS: VIERA DE MIGUEL, Miguel, “El imaginario visual español en la Exposición Universal de París de 1889: “España de moda”.

sábado, 14 de octubre de 2017

ATENTADO CONTRA LA MEMORIA HISTÓRICA DEL PUEBLO GITANO DE ESPAÑA. LA DESTRUCCIÓN DEL MONUMENTO DE PINEDA DE MAR RECORDANDO A LAS VÍCTIMAS DE LA REDADA Y EL PROYECTO DE EXTERMINIO DE 1749

El viernes 13 de octubre de 2017, los presidentes de las asociaciones gitanas de Lloret de Mar y de Pineda de Mar, han denunciado ante la policía local de esta última, los hechos vandálicos y de claro corte racista antigitano, perpetrado en la madrugada o primeras horas de la mañana de ayer 12 de octubre, sobre una placa conmemorativa erigida el 30 de julio de 2015 en la Plaza las Palmeras de Pineda, cuyo ayuntamiento lo sufragó para recuerdo de las víctimas del Proyecto de Exterminio gitano de 1749. Apenas algo de más de dos años este pequeño monumento ha podido testimoniar los dieciséis años de cautiverio sufrido por el Pueblo Gitano. La destrucción y la ciega violencia no pueden impedir el olvido.

Mucho tiempo ha costado visibilizar una tragedia oculta en la Historia de España, Sin embargo, La sinrazón nunca ha estado ausente, y mentes estrechas que no son capaces de liberar sus mentes, han expresado con la violencia lo que no pueden entender y razonar. Hoy este recuerdo de los errores cometidos en el pasado y que deberían servir para aprender y convivir mejor, ha sido destruido en lo material, pero lo que no lograrán sus autores, es hacernos partícipes de ese odio irracional que nubla todo entendimiento. Se volverá a levantar para que siga testimoniando el sufrimiento de un pueblo. Tantas veces caiga, renacerá con la tenacidad de todos aquellos que solo piden justicia, igualdad y tolerancia.



domingo, 1 de octubre de 2017

DOCUMENTOS PARA COMPRENDER UNA HISTORIA

“En este año de 1639 se le arbitrió a su majestad que para el servicio de las galeras se prendiesen a todos los gitanos mozos que fuesen para ello, no reservando en ninguna de las ciudades villas y lugares de su majestad y tierras de señorío y para ello envió su real cédula al corregidor de esta ciudad de Granada, el cual los prendió a todos los que pudo haber a las manos en diez y nueve del mes de diciembre de este dicho año, de parte de noche, cogiéndolos seguros para lo cual replicaron las ciudades y en particular para que no se entendiese la cédula sino es con los gitanos de mal vivir y de poco pelo, aceptando a los que están avecindados y con oficios y tratos lícitos, con lo cual se echaron fuera todos los que se hallaron e informaron ser buenos”


COMENTARIO: el texto que reproducimos, procedente de los Anales de Granada de Henríquez de Jorquera, constituye uno de los ejemplos más explícitos para comprender la persecución sufrida a lo largo de cinco siglos por parte de los gitanos españoles, carne de cañón para la corona española, una especie de reserva humana de la que echar mano en caso de necesidad militar.
La corona española, errática en su política antigitana a través de la historia, no supo, o más bien, no quiso, abordar la integración de la comunidad gitana respetando sus valores, cultura y formas de ganarse la vida. Invisible y olvidada, su historia y cultura ha quedado al margen de la española. Sin embargo, parece vislumbrarse recientemente su inclusión en el currículum escolar. Ante esta perspectiva, se hace necesario una cuidadosa selección de textos que pueden dar respuesta a muchas de las cuestiones que la sociedad actual plantea, con los que desmontar los prejuicios y los estereotipos que enmarañan el trayecto histórico que ha perfilado el contexto actual.

La Historia de los gitanos españoles, como historia elaborada a partir de un desencuentro basado en dos concepciones muy diferentes de ver la vida, precisa que la historia que han de estudiar nuestros niños y adolescentes, surja del consenso y del entendimiento que durante tantos siglos han estado ausentes.