Una historia, un olvido... el discurrir invisible de lo que existió y se desconoce

Este espacio pretende entender la historia como una disciplina que proporciona, tanto la información como los instrumentos necesarios para conocer el pasado, pero también como una herramienta para comprender al "otro", a nosotros mismos y a la sociedad del presente en la que interactuamos.

Conocer la historia de los gitanos españoles es esencial para eliminar su invisibilidad, entender su situación en la sociedad y derribar los estereotipos acuñados durante siglos.

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viernes, 1 de noviembre de 2019

LOS GITANOS, OBJETIVO DE LA SANTA HERMANDAD

El principal motivo con que se instituyó la Santa Hermandad por el Santo rey don Fernando, fue el seguimiento de los gitanos, cuya sediciosa y depravada gente se ha continuado y permanecido en estos reinos, sin que todas las grandes providencias de los Santos reyes y sus primeros ministros hayan podido extinguir tan perniciosa cizaña de los pueblos de sus reinos. Estos reos son los que fatigan y tienen consumidos los caudales de las Hermandades, porque sus prisiones son las más costosas y arriesgadas, porque sus personas siempre están protegidas de las de mayor autoridad y de los principales de los pueblos, por miedo de sus estafas y resguardo de sus vidas en los caminos. Y siendo sus delitos dignos del más severo rigor del castigo y satisfacer la vendetta pública con el escarmiento, se frustra todo después de logradas sus prisiones, porque siempre tienen el resguardo del sagrado que llaman frío, y  procuran y prueban, gastando la Hermandad el caudal en sus prisiones, seguimiento de causas y competencia de inmunidad, sin otra utilidad que la hacer los más osados en su escandalosa vida, de que hay en los archivos de esta Santa Hermandad infinitas causas seguidas, sin haber llegado a sentencia, por el adquirido fuero de la inmunidad que procuran, en que se hacen delincuentes con ellos los testigos, que por miedo o empeño la califica.

FUENTE: Libro de cabildos de la Santa Hermandad Vieja de Toledo. Cabildo del 17 de mayo de 1717.


Antigua cárcel de la Santa Hermandad Vieja de Tledo. Foto M. Martínez
COMENTARIO

La Santa Hermandad, antecesora de la actual Guardia Civil, fue un instrumento creado por los Reyes Católicos en 1476 con el objetivo de someter a la nobleza, así como para controlar el orden público y combatir los delitos que se cometían en despoblados y campos yermos. Concebido como cuerpo de ejército permanente, pervivió hasta 1835, año en que fue disuelta.
Contó con órganos propios de gobierno: alcaldes y cuadrilleros comisionados por las Hermandades de Toledo, Ciudad Real y Talavera, para perseguir en despoblado a delincuentes y a gitanos, con lo que se convirtieron en los principales ejecutores de las pragmáticas antigitanas desde el siglo XVI. Una actuación que crearía innumerables conflictos jurisdiccionales con las autoridades municipales y eclesiásticas, las primeras por ser permisivas, y las otras por causa de la inmunidad eclesiástica.
 Fue en las postrimerías del siglo XVII cuando la persecución hermandina sobre la comunidad gitana sufrió un importante repunte tras la promulgación de las pragmáticas de 1692 y 1695, concediéndose licencia el 30 de enero de 1706 a los comisarios y demás ministros de la Hermandad, para “llevar armas de fuego cortas de las prohibidas”, con las que salir “con los alcaldes de ella, o ministro superior, a la prisión, y persecución de gitanos, y para cualquier gente de mal vivir”.
               Con la Pragmática de 1717, por la que se dispuso el registro de todos los gitanos del reino, con sus armas y animales, la Santa Hermandad se erigió en la principal garante de su cumplimiento, prendiendo y sentenciado a galeras a sus contraventores. Uno de ellos fue el antequerano Bernardo José de la Cruz, condenado por los alcaldes de la Santa Hermandad Vieja de Ciudad Real a seis años de galeras por andar vagabundo de unos lugares a otros, haciendo trueques y cambios de cabalgaduras”. Al poco de empezar a servir sobre la galera San Fernando, falleció frente a la costa de Mecina el 16 de octubre de 1718. Una víctima más de una represión estatal que pretendió a golpe de legislación, borrar la forma de vida gitana de los territorios pertenecientes a la corona española.