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1. El
origen hindú del Pueblo Gitano está ampliamente aceptado; si bien, su identidad
como pueblo se conformó a lo largo de su larga travesía hasta Europa
Occidental. Una diáspora iniciada el siglo XI y que concluyó posiblemente en
1424 en territorios de la corona de Aragón, donde tenemos la primera noticia
documental de su presencia en 12 de enero de 1425, con ocasión del
salvoconducto otorgado por Alfonso V de Aragón a Juan de Egipto Menor. Un
término geográfico por el que se les conoció como egipcianos, para más tarde
derivar al actuar de gitanos.
2. Los
egipcianos pioneros, liderados por un conde o un duque, aseguraron cumplir una
penitencia mediante la peregrinación a Santiago de Compostela, con objeto de
redimir su apostasía al cristianismo. Años más tarde, tras la conquista turca
de Constantinopla, una nueva oleada inmigratoria formada por los llamados
grecianos, acabó configurando la comunidad gitana española.
3. La
coartada de la peregrinación les permitió explorar los reinos de Aragón y
Castilla, alcanzando Andalucía en 1462, donde fueron agasajados en Andújar por
el condestable Lucas de Iranzo, conforme correspondía a sus condiciones de
peregrinos y nobles.
4. Sin
embargo, ya en estas fechas, la presencia gitana había comenzado a ser molesta,
siendo habitual, que los municipios se deshicieran de los grupos que se
presentaban en ellos, por medio del pago de pequeñas cantidades. Ante el
incremento de las quejas por los daños que se decía, producían durante su
estancia; y en consonancia con su política de homogenización, los Reyes
Católicos promulgaron en 1499 una pragmática, la primera de una serie de más de
200 disposiciones antigitanas. Por ella, se obligaba a grecianos y a egipcianos
a tomar señor y tener asiento fijo, bajo amenaza de expulsión, corte de orejas
y esclavitud.
5. Las
penas de la Pragmática de 1499 fueron modificadas por Carlos I en 1539, dándoles un tinte
utilitarista: primero, mediante condenas de galeras; y más tarde, a trabajos
forzados en las minas de Almadén.
6. La
proscripción del gitanismo adquirió más fuerza con el debate abierto en estas
fechas sobre la pobreza. La distinción entre verdaderos y falsos pobres, les situó
junto con los vagabundos y demás gente catalogada de “mal vivir”. Una
criminalización que justificó el aumento del control y represión hacia los
sectores más marginales de aquella sociedad.
7. Tras
el Concilio de Trento, la Iglesia se sumó a la represión de la corona e introdujo
algunas normas morales para vigilar el cumplimiento de los sacramentos, sin reconocer
los matrimonios celebrados por el rito gitano, una unión que era considerada amancebamiento
y castigado con penas de destierro y azotes.
8. A pesar del control de la Iglesia, la
Inquisición no tomó en serio, prácticas como la buenaventura, el desencantar
tesoros y otros ritos mágicos, por considerarlas pequeños fraudes para obtener alguna
ganancia.
9. Los
castigos penales diferenciaron a hombres y mujeres, pues éstas, al no poder realizar
grandes esfuerzos, sólo podían ser condenadas a vergüenza pública, destierro y azotes.
Los hombres, en cambio, hubieron de servir en galeras, siendo objetivos de
redadas, como la ordenada por Felipe II
en 1572, para reponer las pérdidas sufridas en la batalla de Lepanto.
10. Al
igual que sus bisabuelos, Felipe II continuó la política asimilacionista coercitiva,
impulsando en 1586 los avecindamientos y la necesidad de licencias especiales
para salir de ellos, debiendo acreditar en ellas, la propiedad de sus animales
para evitar su requisa.
11.
Ya en el siglo XVII, aunque se aprobó su expulsión en 1610, Felipe III decidió mantenerlos para sustituir a los moriscos en las labores del campo, declarando en 1619 la labranza como único oficio permitido. Como consecuencia, al no tener acceso a la propiedad de la tierra, y no poder ejercer sus oficios tradicionales, el gitano acabó sumido en la pobreza, a merced de los propietarios agrícolas y sometidos a duras penas en caso de contravenir la ley.12. Los
discursos de arbitristas como Sancho de Moncada y Salazar de Mendoza, acabaron
influyendo en 1633 en la negación de la identidad gitana y de todo lo que les podía
identificar como etnia y cultura, como el traje y la lengua.
13. Como
una espada de Damocles, la legislación antigitana tuvo acorraladas a las
familias gitanas. Para evitarlo, desarrollaron
estrategias de supervivencia; tan arriesgadas, como la de enrolarse en los
Tercios de Italia y Flandes, para eludir redadas como la de 1639, por la que
centenares de hombres gitanos fueron enviados a galeras.
14. El
cerco legal se estrechó más en 1695 con la restricción de vecindarios y la
confección de los primeros padrones gitanos. Además, la Santa Hermandad
intensificó su actividad, apresando a cuantos gitanos hallaban por los caminos
reales.
15. Aunque
la idea de la expulsión estaba aparcada, con la autorización papal de 1748 para
poder extraer de las iglesias a aquellos que se refugiaran en ellas, el gobernador del Consejo, Gaspar Vázquez de
Tablada, retomó la idea y encargó al marqués de la Ensenada la ejecución de una
redada, para capturar el 30 de julio de 1749 a todos los gitanos de España.
Nuevamente desechada la expulsión, Ensenada recondujo la operación hacia un
proyecto de exterminio biológico, separando físicamente hombres y mujeres,
enviando a arsenales los varones mayores de 7 años, y a los menores y sus madres, a casas de
misericordia.
16. Desde
diferentes sectores surgieron quejas y críticas por una medida tan
desproporcionada. La conciencia del rey se resintió y dispuso liberar a todos
aquellos que acreditaran su buena vida. Abiertos expedientes secretos, algo más
de la mitad de los apresados quedaron libres a partir del 28 de de noviembre de
ese año. Los que no pudieron obtener informes favorables, quedaron recluidos
hasta que en 1765 recibieron un tardío indulto.
17. Se
inició entonces un periodo de debates sobre qué hacer con los gitanos, hasta
que en 1783, Carlos III promulgó una nueva pragmática, que sin dejar de tener
un tono represivo, introdujo algunas disposiciones inclusivas
18. A
partir de entonces, gracias a las ideas liberales, se comenzó a adquirir
derechos fundamentales: ciudadanía en 1837, igualdad jurídica en 1848 y derecho
al voto 1869. Sin embargo, a pesar de estos avances, en el reglamento de la Guardia
Civil de 1846, se introdujo dos artículos que para vigilar a los gitanos.
19. A
comienzos del siglo XX, el concepto
positivista de peligrosidad social influyó en la criminología, tipificando al
gitano como un individuo racialmente primitivo y delincuente, carente de toda
presunción de inocencia. De esta forma, quedó bajo el control de la Guardia Civil y de la
Ley de Vagos y Maleantes de la República, pesar de no nombrárseles
específicamente.
20. Durante
la Guerra civil, la mala fama del gitano fue empleada como un arma más para
desprestigiar al enemigo. En su mayor parte, los gitanos pretendieron pasar
desapercibidos, excepto aquellos que eran simpatizantes o afiliados a un
partido o sindicato. Dos de sus principales protagonistas fueron Helios Gómez y
Mariano Rodríguez Vázquez, Marianet, secretario general de la CNT.
21. Tras
la guerra y la represión franquista, los gitanos siguieron reprimidos por la
Ley de Vagos y Maleantes, más tarde reconvertida en la Ley de Peligrosidad
Social, y por los artículos de la Guardia Civil, hasta su supresión en 1978.
22. La
Transición abrió las puertas al asociacionismo gitano y a las políticas
estatales para el desarrollo del Pueblo Gitano; si bien, el rechazo vecinal
hacia los gitanos se resistió a desaparecer en pogromos como los de Hernani,
Martos y Mancha Real. Con la entrada de España en la Comunidad Europea, las
políticas dirigidas en su seno hacia las minorías étnicas y culturales,
impulsaron la creación del Consejo Estatal y la Fundación del Instituto
de Cultura Gitana.
23. A partir de las elecciones generales de abril de 2019, se dio un nuevo impulso hacia la eliminación de la invisibilidad gitana. En ese año, cuatro gitanos entraron a formar parte del Parlamento español, reducidos a tres en la repetición de los comicios de noviembre. Desde entonces, se han conseguido logros como la inclusión de la historia y cultura gitana en el currículum escolar de primaria y secundaria, y el reconocimiento por el Congreso en 2021, del histórico y continuado genocidio al Pueblo Romaní. Además, se está trabajando en el Pacto contra el Antigitanismo, en la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación, e incluir el antigitanismo como delito de odio dentro del Código Penal.
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