Un forzado recibido en la cárcel
de Cartagena traído de Cieza por el comisario Francisco García Montelló, de
orden de don Pedro de Amezqueta, sobre la galera Santa Isabel en 20 de
diciembre de 1640.
Gaspar de Flores, gitano,
natural de Los Villares, hijo de Juan. Alto de cuerpo, ojos hundidos, cejas
gruesas, señal de cuchillada larga sobre la ceja derecha y otra en medio de la
frente y otra en la ceja izquierda, y lunar en el carrillo izquierdo, mellado de
medio diente arriba, de 34 años. Fue condenado por la justicia de la villa de
Cieza en diez años de galeras al remo y sin sueldo, por ser gitano y trocar
cabalgaduras. Y don Pedro de Amezqueta conmutó la dicha sentencia en que fuesen
cuatro años los que hubiese de servir, como que por testimonio de Laurencio
González, escribano de número de Cieza.
NOTA AL MARGEN DEL ASIENTO: Buena boya sobre la galera capitana en
22 de diciembre de 1644.
El bendito viento. Cuando la galera navega a vela y la chusma descansa |
COMENTARIO. Determinada la corona de Castilla a emprender
una captura masiva de individuos varones de esta etnia, se procedió a recabar
en octubre de 1638 la colaboración aragonesa, valenciana, catalana y portuguesa,
a cuyas autoridades se les mandó convocar
y juntar “a un tiempo, y si pudiere ser en un día”, para prender “el mayor
número que sea posible” de gitanos para destinarlos a galeras.
Al mismo tiempo se creó una comisión con facultad para condenar y
acelerar los pleitos pendientes de reos susceptibles de ser enviados a servir
al remo. Además, sus delegados podían reducir y conmutar las penas de muerte,
vergüenza pública y azotes, por la de galeras. A Pedro de Amezqueta, alcalde de
Casa y Corte de Madrid, le correspondió la delegación más importante, dado que
su ámbito de actuación se extendió a toda la actual Andalucía y el reino de
Murcia.
Puesta en marcha la comisión, Amezqueta comunicó al gobernador del
Consejo, su intención de procurar “por todos los medios que son posibles,
acrecentar galeotes a las galeras”, para que en el plazo “de cincuenta días se
vean y sentencien en todas instancias los pleitos de los que están condenados a
galeras o lo pueden ser, no perdiendo hora de tiempo, aunque sean vacaciones”.
En este estado de cosas, el 19 de diciembre de 1639 se produjo la más
importante redada de gitanos varones conocida hasta la fecha. El impacto
producido quedó registrado en las obras de varios cronistas de la época.
Posteriormente,
y para aumentar el número de reos condenados a galeras, se promulgó la real
cédula de 15 de septiembre de 1640, por la que se facultaba a Amezqueta
supervisar las causas pertenecientes a bandoleros y gitanos. La incertidumbre
que sufrían los reos en espera de su sentencia, contribuyó en buena medida a la
aceptación de condenas pactadas para evitar penas mayores. Además, dada la
urgencia para llenar las galeras, se ofertaron condenas propicias a fin de
disuadir a los reos de ejercer su derecho a la apelación, oportunidad por la
que optó Gaspar de Flores.
PARA SABER MÁS: MARTÍNEZ
MARTÍNEZ, Manuel. "Los forzados de la escuadra de galeras del Mediterráneo en
el siglo XVII. El caso de los gitanos", en Revista de Historia Naval,
117, 2012, pp. 87-110, en file:///C:/Users/Adonay/Downloads/rhn_117.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario