Chalaneo gitano, dibujo realizado sobre 1830 por Leonardo Alenza |
COMENTARIO: la historia del pueblo gitano en España ha estado envuelta en una permanente contradicción. Las misma leyes que forzaban a los gitanos a asentarse en una población y abandonar su forma de vida, eran ninguneadas en las ocasiones en que los cabildos municipales denegaban vecindades o cuando se estipulaban órdenes como la de 1745, en la que se mandaba que "los que se llamen gitanos, que no vivieren con arreglo a la pragmática, aunque tengan ejecutorias de castellanos viejos, trabajen en obras públicas o reales, en cualquier destino, y se ahorque el que huyere". Así, aun habiendo sido declarados castellanos viejos, a los ojos de la justicia siguieron siendo gitanos, y por tanto sujetos a estrecha vigilancia, convirtiendo en papel mojado los estatutos de castellanía, y a los gitanos, en individuos recelosos de una sociedad que los excluía.
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