Una historia, un olvido... el discurrir invisible de lo que existió y se desconoce

Este espacio pretende entender la historia como una disciplina que proporciona, tanto la información como los instrumentos necesarios para conocer el pasado, pero también como una herramienta para comprender al "otro", a nosotros mismos y a la sociedad del presente en la que interactuamos.

Conocer la historia de los gitanos españoles es esencial para eliminar su invisibilidad, entender su situación en la sociedad y derribar los estereotipos acuñados durante siglos.

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domingo, 27 de octubre de 2024

EL CONDE MARTÍN DE EGIPTO MENOR EN CASTELLÓN. UNA PROPUESTA PARA QUE EL DÍA DEL GITANO VALENCIADO SEA EL 21 DE ABRIL

 La presencia documental gitana en Europa, se remonta posiblemente a principios del año mil, mencionada dentro de una Vida de San Gregorio, escrita por un monje griego del monasterio del monte de Athos –Grecia-, en donde habla de unos adivinos y hechiceros llamados Adsincani, contratados por el emperador de Bizancio para matar a unos animales salvajes.

Más tarde, en 1244, existe constancia de unas cartas otorgadas por los venecianos en Nauplion, a Johannus Cinganus, bastante similares a las que posteriormente obtuvieron los grupos gitanos que llegaron a Europa occidental, al concederles  títulos de duques y condes a los líderes de las compañías gitanas, en contraprestación de sus servicios para combatir las incursiones otomanas. Ya en la segunda mitad del siglo XIV, los gitanos se hallan esparcidos por toda la península balcánica, reducidos a la esclavitud en Valaquia.

Por último, a comienzos del siglo XV se encuentran en Europa central, bajo la protección de Segismundo, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, quien otorgó una carta de seguro al vaivoda Ladislao, en la que se ordenaba, se les tratara bien, “sin ningún impedimento, ni ninguna perturbación”, en consideración a que debían cumplir los siete años de penitencia que se les había impuesto por su apostasía. Además, en caso de que “ocurriese alguna cizaña entre ellos o algún trastorno”, solo el líder del grupo podía juzgar y absolver los delitos de su gente. De esta forma, exhibiendo este salvoconducto, atravesaron los territorios del Imperio y les abrió el camino hacia otros países; siempre en constante movimiento y sin quedarse mucho tiempo en un mismo lugar.


Compañía gitana en marcha. Grabado de Callot

Los grupos estuvieron comandados por líderes, como el duque Andrés y el conde Miguel, ambos hermanos y compañeros de viaje hasta su separación en 1422, cuando iban camino a Roma. Otros jefes gitanos, como Juan del Pequeño Egipto y el conde Tomás, se encaminaron más a occidente y alcanzaron la península Ibérica en enero de 1425. A partir de cuya fecha, nuevos grupos gitanos recorrerían la península, en su mayor parte, sin echar raíces en ella.

Uno de los condes gitanos que se mostraron más activos fue Martín de Egipto Menor, quien junto al duque Pedro, según el Mantul de novells ardits, vulgarmente llamado Dieteri, se hallaron en Barcelona en junio de 1447, en donde se concentró una gran cantidad de egipcianos o bohemianos, descritos como “gente triste y de mala fragua, que se entremeten mucho en adivinar algunas venturas de las gentes”.

El conde Martín, posiblemente, sea el mismo que en 1459 visitó el ducado de Gueldres, en los Países Bajos, dada la gran movilidad con que se desenvolvían estos grupos de egipcianos. En caso de serlo, no tardaría en regresar al reino de Aragón, debido a ya en esas fechas, los grupos gitanos no eran tan bien recibidos como en años anteriores. Un cambio de actitud, perceptible en que el señor de esas tierras, si bien le otorgó un salvoconducto para cruzar libremente el ducado, le impuso la condición de que no debían quedarse más de tres días en cada lugar donde se presentaran.


Ermita de Santa María Magdalena en Castellón. Lugar de peregrinación desde 1375.
De Millars - Thttps://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=122866951


Así pues, volvió a la península y atravesó Cataluña para llegar a Castellón, en donde recibió un salvoconducto por parte de su justicia y jurado, con el que continuar su romería. Desde esta ciudad, se juntó con el conde Tomás para emprender camino hacia el sur peninsular, alcanzando Jaén, el 22 de noviembre de 1462, “con hasta cien personas de hombres y mujeres y niños, sus naturales e vasallos”. Un acontecimiento histórico, por el que, en octubre de 1996, el Parlamento Andaluz, aprobó dicho día 22 de noviembre de cada año, para celebrar el “Día de los gitanos andaluces”.

Recibidos espléndidamente por el condestable Miguel Lucas de Iranzo, los condes le dijeron que habían sido “conquistados y destruidos por el Gran Turco”, a causa de lo cual renegaron de la Fe cristiana. Una apostasía por la que el Papa les mandó emprender una penitencia a lo largo de “todos los reinos y provincias de la cristiandad”. Acabada su estancia, Iranzo, además de darles un salvoconducto y mandar “dar de su cámara muchas sedas y paños, de que vistiesen, y buena copia de enriques para su camino”, les acompañó como “media legua fuera de la dicha ciudad de Jaén”, con lo que los condes quedaron según la crónica, “muy contentos y pagados” por el trato recibido.


Castillo de Santa Catalina en el siglo XV

Posiblemente, ambos líderes se encaminaron hacia Murcia, para desde allí atravesar el reino de Valencia nuevamente. Desde entonces, no volvemos a tener noticia del conde Martín, hasta diez años más tarde, cuando el 24 de septiembre, hallándose en Lleida, recibió una carta de seguro, en la que se mandaba, le diesen ayudas para sus viajes a Santiago y a Roma. Sin embargo, en lugar de encaminarse a estos lugares, tomó camino a tierras valencianas, y volver a Castellón, recibiendo el 18 de octubre de 1472, de su cabildo, una limosna de quince sueldos. Desde allí pasó a Valencia, donde se encontraba Fernando de Aragón, por entonces rey de Sicilia y príncipe de Girona, del que, el conde Martín recibió el día 29 del mismo mes, otro salvoconducto para proseguir su peregrinación.

Tras transitar por el reino de Valencia, volvió a Cataluña en 1473, donde la actitud hostil de la población hacia los diferentes grupos de gitanos había crecido considerablemente. Una conflictividad que también, se estaba produciendo entre los diferentes grupos de egipcianos y grecianos; incluso, dentro de las mismas compañías. Unas rencillas, que contribuyeron a incrementar el rechazo de los vecinos de los lugares que visitaban. Una de ellas tuvo lugar entre los hombres de su compañía, cuando estando en Tortosa, uno de sus hombres, Juan Feto, mató de una cuchillada por la espalda a Jorge Serpa, tras lo cual huyó para refugiarse en el castillo de dicho lugar e invocar el derecho de asilo.

Maestro del Gabinete de Ámsterdam, Mujer con dos niños, 1475-1480,
Museo de Bellas Artes de Boston

Estos conflictos se hicieron perceptibles en los salvoconductos que se otorgaron a partir de estas fechas, pues en lugar de pedir los líderes gitanos, seguridad para peregrinar; en su lugar, se comenzó a incluir peticiones de protección real frente agresiones procedentes de dentro o fuera de sus grupo. Así, el 4 de septiembre de 1476, el futuro Fernando II de Aragón, al conceder un salvoconducto al conde Juan de Egipto Menor, el príncipe lo acogió bajo su protección y salvaguardia, debido a que “el conde Martín, el conde Miguel y el conde Jaboco de Egipto Menor”, le “odian y tienen mala voluntad” hacia él, procediendo “injustamente contra él y sin causa legítima", conspirando "constantemente para traicionarlo hasta la muerte".

La última referencia al conde Martín se produce en Castellón, el 19 de mayo de 1484, con ocasión de recibir una nueva carta de seguro a nombre de  “Martín, conde de Egipto, junto con toda su familia y compañía, vulgarmente llamados bohemianos”. De ellos se dice, que hacían “penitencia en remisión de sus pecados […], por diversas maneras yendo, peregrinando y visitando, así a los gloriosos San Pedro y Santiago de Galicia, como otras partes santas y devotas”. Además, el contenido de dicho salvoconducto revela “el mal acogimiento que les es hecho, como todavía en los pocos sufragios y caridades que por los cristianos les son hechas”. Un rechazo ya evidente como peregrinos a través de una disminución de limosnas, que justificaban su queja, de que habían quedado abocados a una “paupérrima y miserable vida en los dichos peregrinajes, como no tienen nada propio discurriendo por el mundo, no pueden sustentarse”.

Familia gitana en Cosmographia Universalis

La etapa de oro y buena acogida, con la que algunos historiadores han denominado la presencia gitana en el siglo XV, estaba más que finiquitada. Es más, posiblemente habría que remontarse a mediados del siglo, para datar el fin de esta mal llamada etapa dorada. En su lugar, sería más correcto llamarla de exploración o de peregrinación. Se visibiliza así un conflicto que aflora en salvoconductos similares: y que, hasta 1499, se caracterizan por el empeño de los reyes por seguir protegiendo a los condes gitanos, a pesar de las quejas de unos vecinos que hacían una mala acogida los gitanos, provocándoles “varios escarnios y enojos por parte de muchos indevotos cristianos”, motivo por el que el futuro rey Fernando, dictaminó en la carta de seguro del conde Martín, “que de aquí en adelante, haciendo dicho peregrinaje, puedan andar, venir, estar y retornar, en y por todo el presente principado de Cataluña y otras partes, y tierras del dicho señor rey […], sin contradicción de ninguna persona, de manera que no puedan ser expulsados, injuriados, oprimidos ni damnificados o en otra manera impedidos, ni maltratados por persona o personas algunas de palabra o de hechos […], so pena de dos mil florines de oro de Aragón”. Y, para mayor cumplimiento, instaba a las justicias, a que a “dicho respetable conde, familia, compañía y gente suya, acojan y recepten como mejor puedan y aquellos favorezcan y ordenen y les den todo consejo, favor y ayuda que haga menester, haciéndoles venir y entregar todas las vituallas y otras cosas necesarias, en justos y razonables precios”. Induciendo y persuadiendo a todos los fieles cristianos, a darles “sufragios, almonedas y caridades, de manera que puedan pasar la su miserable vida en el dicho peregrinaje”.


Poco efecto tuvo esta carta de seguro, pues más tarde, también en Castellón, el conde Martín, junto los condes Luis y Felipe, fueron expulsados por las autoridades, por estar causando “un gran daño en la ciudad y en el término de ella”. Para forzar su salida inmediata de la jurisdicción castellonense, sus autoridades autorizaron el uso de la fuerza en caso necesario. El reino de Valencia ya no era tierra de buena acogida, como tampoco el resto de los reinos peninsulares, por lo que el conde Martín, que ya debía ser anciano, pudo haber vuelto a atravesar los Pirineos y buscar otros lugares donde ser mejor tratados.

miércoles, 16 de octubre de 2024

MARTINETE DEL REY SOMBRA O LA MAGIA DE LAS PALABRAS DE RAÚL QUINTO

 El 23 de abril de 2023 se presentó en la librería Picasso de Almería, la novela Martinete del rey sombra. Tiempo atrás, Raúl se puso en contacto conmigo requiriendo información sobre la Gran Redada de 1749. Como en otras ocasiones, en las que algunos escritores o directores de cine me pidieron lo mismo, sin dudarlo me presté a ello, con la esperanza de que la literatura es un buen medio para divulgar y dar a conocer este pasaje de la historia gitana. Aún más, teniendo en cuenta cómo mis publicaciones y demás investigadores como Antonio Gómez Alfaro o José Luis Gómez Urdáñez, habían quedado invisibilizadas, como aún lo está la propia historia del Pueblo Gitano en España.

Afortunadamente, el material que proporcioné a Raúl, lo aprovechó muy bien. Tras varios contactos, comenzó a trabajar en la novela. Pasaron los meses, no tuve más noticias de él; y curioso, me atreví a preguntarle como iba su trabajo. Sólo me dijo que había dejado de escribir la novela, que la había dejado en reposo, para volver después a retomarla; pues de esta forma, tendría mejor perspectiva. Dejé entonces mi curiosidad también en reposo y esperé a tener nuevas noticias. Y llegó el día, me llamó, y me invitó a la presentación.

Confieso que a la puerta de la librería estaba nervioso, ya había tenido anteriormente algunas decepciones, que por diferentes circunstancias, los proyectos de otros artistas habían venido a dar al traste. No tenía ni idea de lo que Raúl había construido. Así en mis pensamientos, paseando para hacer tiempo, me topé con Raúl, venía tranquilo, se paró, y sonriendo me entregó el libro en mano con su dedicatoria.



De camino a la librería, no pude esperar y empecé a devorar el libro. Me senté, empezó el acto y seguía leyendo. Se me saltaron las lágrimas al ver la misma historia que yo había tratado de forma más o menos académica, en una narración poética y sentida. Me emocioné al revivir una historia que empecé a conocer transcribiendo los documentos del Archivo General de Simancas, los del Histórico de la Diputación de Zaragoza y los del Departamento Marítimo de Cartagena; pero, la forma en que Raúl cuenta la historia con el empleo de una prosa poética, con el uso de figuras retóricas y metáforas, realza los sentimientos hacia los protagonistas que desfilan por sus páginas. La lectura se hace ágil y engancha, hace trasladar al lector a esa época cruel, y a sentir el sufrimiento e impotencia que debieron sufrir las víctimas de tal despropósito.

Ha pasado un año y medio, y la semilla del Martinete ha florecido en el éxito. En 2023 cosechó los premios Cálamo y el nacional de la Crítica, desquitándose de esta forma, el haber quedado relegado al segundo lugar, en el de la crítica de Andalucía. Vinieron dos ediciones más. Hoy ya son cuatro, pero el aldabonazo lo ha dado recientemente con el premio nacional de narrativa 2024. Y es que, aunque estrictamente, no se trata de una obra histórica, ni de una novela, ni tampoco de una obra poética; sí podemos decir, que es una obra maestra.

Siempre he pensado que el libro tenía mucho recorrido, y que cada premio, era un suma y sigue; es más, creo que lo mejor aún puede estar por llegar. La magia de las palabras de Raúl no tiene límite. Al tiempo.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

UNA PROPUESTA PARA QUE EL 4 DE SEPTIEMBRE SEA EL DÍA DEL GITANO CASTELLANO Y LEONÉS

El  4 de septiembre se cumplió el 549 aniversario de la llegada a Burgos del conde Juan de Egipto Menor, al frente un numeroso grupo de egipcianos de todas edades y sexo, Hasta el momento, se trata de la primera referencia documentada de presencia gitana en la Comunidad de Castilla y León. Una comunidad que carece de un Día del Gitano, al estilo de otras comunidades, como la andaluza. El año que viene será el 550 aniversario, una conmemoración muy oportuna, que coincidirá con el 600 aniversario de la llegada a España de otro egipciano del mismo nombre.

El año 1475 fue convulso, es el del comienzo del reinado de Isabel I de Castilla (1475-1504), una vez que tras la muerte de Enrique IV, había sido proclamada reina, el 13 de diciembre del año anterior. Un hecho, que dio ocasión, hasta 1479, a la Guerra de Sucesión Castellana, entre los partidarios de Juana de Trastámara, hija del difunto monarca Enrique IV de Castilla, y los de Isabel, hermanastra de este último.

También resultó conflictiva en estas fechas, la relación entre los vecindarios de los lugares que frecuentaban y los diferentes grupos gitanos que recorrían el territorio peninsular; pero también, entre los propios grupos de egipcianos y grecianos. Una circunstancia que contradice la opinión de historiadores que consideran el siglo XV como la edad de oro o el periodo idílico del Pueblo Gitano en España. Una denominación que creemos no se corresponde con la realidad, pues este buen trato se redujo al hecho de que la corona y la Iglesia favorecieron a los pioneros egipcianos por su condición de peregrinos que expiaban su pecado de apostasía y estaban perseguidos por los turcos. Además, sus cabecillas dijeron ser condes y duques,  por lo que la nobleza peninsular los acogió en principio como iguales, permitiéndoseles, tanto en tierras de señorío como de realengo, de una amplia libertad de movimientos y de la potestad de ejercer una jurisdicción interna en cada uno de los grupos comandados por un noble egipciano (Martínez, 2022:15).

Esta situación que se hizo perceptible en los salvoconductos otorgados a varios líderes gitanos, en los que las peticiones de seguridad para peregrinar pasaron a un segundo plano; ocupando su lugar, las solicitudes de protección en caso de agresiones procedentes de dentro o fuera del grupo. Así, el 4 de septiembre, el futuro Fernando II de Aragón, al igual que en 28 de febrero del año anterior hiciera su padre en Barcelona con el mismo conde (Meneses, 1968:247), concedió en Burgos otro salvoconducto al “magnificus Joannes, comes in Egipto Minori”, quien lideraba un numeroso séquito de hombres y mujeres, tanto a caballo como a pie; a fin de acogerlo “bajo su protección y salvaguardia”, para que prosiguiera con seguridad, su viaje en romería a Santiago, Roma y otros lugares, ya que “el conde Martín, el conde Miguel y el conde Jacobo de Egipto Menor, odian y tienen mala voluntad” hacia dicho conde Juan (ACA, Cancillería Real, Reg. 3519, ff.36 v.-37 r.).

Aunque no existe referencia anterior de la presencia gitana en tierras de Castilla y León, es muy probable que varios grupos egipcianos las cruzaran en su peregrinar a Santiago. Es más, la presencia del conde en tierras burgalesas, respondió posiblemente a su viaje de vuelta, pues sabemos, que el 16 de septiembre de ese mismo año, se encontraba en Logroño, donde recibió un nuevo salvoconducto, con el que posiblemente atravesaría el reino de Aragón camino de Francia, pues a partir de esta última fecha carecemos de más información de su presencia en territorio peninsular. Además, posiblemente camino de Roma, hay constancia de que el 28 de mayo de 1485, el señor de Carpi, al norte de Módena, permitió al conde Juan de Egipto Menor, permanecer unos días en su territorio, concediéndole, al igual que hizo unos años antes con el conde Miguel, un salvoconducto en el que pedía a “todos los príncipes y señores eclesiásticos y seculares” y otras autoridades, que permitieran al conde y a sus acompañantes, “viajar y permanecer libremente […], sin tener que pagar peajes ni derechos de aduana” (Gilsembach, 1994:105).

 

BIBLIOGRAFÍA:

GILSEMBACH, R. (1994). Weltchronik Der Zigeuner. Teil I: Von den Anfängen bis 1599, Frakfurt: Peter Lang AG.

LÓPEZ DE MENESES, Amada. (1968) “La inmigración gitana en España en el siglo XV (apuntes para su estudio)”, en Martínez Ferrando archivero, miscelánea de estudios, 1968, pp. 230-263.

MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel (2022). El  Pueblo  Gitano  en  España.  Seis  siglos  de  represión  y  exclusión,  Palma  de Mallorca: Calumnia edicions.



Imagen: Mujer con dos niños y escudo en blanco, compuesta por el Maestro del Gabinete de Ámsterdam, aproximadamente se ese mismo año de 475-1480. Se halla expuesta en el Museo de Bellas Artes de Boston.

domingo, 25 de agosto de 2024

Luis Cortés Fernández, el gitano republicano que participó en la liberación de París

 

Luis Cortés, por alias "El Gitano", nació el 13 de julio de 1914 en Pinos Puente (Granada), De ocupación herrero, estaba casado y tenía dos hijos. Tras la Guerra Civil pasó la fontera con Francia, y tras pasar por un campo de refugiados, se alistó en el ejército francés el 13 de abril de 1939. Posteriormente pasó a Argelia, donde el 23 de julio de 1943, en Orán, entró a formar parte en la Tercera compañía de La Novena, con el blindado HT 'Brunete' M5., llegando a la graduación de cabo y siendo herido en combate en Point de Chatel sur Mosselle 16 de septiembre de 1944. Fue desmovilizado el 26 de agosto de 1946, a partir de cuya fecha no conocemos más datos.

Entre los diferentes episodios que le tocó vivir en su lucha contra el nazismo, se hallan el desembarco de Normandía, la batalla de Ecouché y ser uno de los primeros que entraron en París para su liberación.

El origen de La Novena

La mayor parte de los españoles que decidieron unirse al ejército de la Francia Libre fueron agrupados en el Regimiento de Marcha del Chad de la 2e DB mandada por Leclerc. Después de la fusión de la FFL y el Ejército de África, la división de Leclerc tomó el nombre de 2 ª División Blindada. De las cuatro compañías que conformaban el III Batallón de ésta, la 9ª destacó por estar constituida en su práctica totalidad por españoles. Incluso el idioma oficial era el castellano. Encomendada por Leclerc al capitán Raymond Dronne, estaba compuesta por unos 150 hombres de los cuales aproximadamente el 95 % eran españoles. La mayoría eran anarquistas. Aunque también hubo socialistas, comunistas y republicanos. La 9ème compagnie de combat du RMT pasó a ser conocida por todo el Regimiento simplemente como La Novena.

El 8 de abril Leclerc recibió la orden de embarque. Aproximadamente unos 15.000 hombres, con el equipamiento cedido por los norteamericanos, embarcaron en Casablanca rumbo a Inglaterra. La división quedó acantonada en Hull, adscrita al XV Cuerpo del 3.er Ejército de los EE.UU.

El Desembarco de Normandía

La primera unidad francesa lo hizo en la noche del 31 de julio al 1 de agosto de 1944. Fue el 3er. Regimiento de Marcha del Chad, en el que estaban el Estado Mayor de la División Leclerc y casi todos los españoles de la unidad. El resto de la división blindada lo hizo el 4 de agosto. El desembarco se realizó en la Playa de la Magdalena, de Sainte-Mère-l’Église, en la península de Cotentin, Normandía.

La batalla de Ecouché

El 7 de agosto la Segunda División Blindada aún espera entrar en combate. Los americanos han iniciado una gran ofensiva y a la 2ª DB se le ordenó estuviera preparada. Poco después del mediodía los alemanes iniciaron una contraofensiva hacia el mar, intentado aislar a las unidades norteamericanas diseminadas por la Bretaña. Los hombres de Leclerc esperaron a entrar en combate hasta el 9 de agosto, dirigiéndose hacia Le Mans. El 13, a las nueve de la mañana la unidad recibió la orden de avanzar hasta Ecouché.

El contraataque contra esta localidad sorprendió a los alemanes, pero aún así se mantuvo el cerco y el cañoneo durante el 17 de agosto. La Nueve permaneció en Ecouché hasta que el 23 de agosto se dio la orden de salida.

Liberación de París

En vísperas de la insurrección, el coronel Rol-Tanguy, comandante en jefe regional de las fuerzas francesas del interior, da la orden de insurrección el 19 de agosto. Tres días de refriegas por todo París. El 22 se levantan las primeras barricadas. El 23 hay combates contra los alemanes por toda la ciudad. La presión ejercida por el Alto Mando francés y la insurrección popular que se había desencadenado en la capital francesa ante la amenaza nazi de destruir la ciudad, obligaron al Alto Mando Aliado a aprobar el plan de liberar París.

Con La Novena a la cabeza, comienzó el avance de las tropas de Leclerc hacia la capital. Los primeros tanques y autos blindados de la 9ª mandados por el capitán Dronne cruzan la Porte d’Italie el 24, a eso de las 20’30 de la tarde. 126 hombres y 21 vehículos forman el destacamento. Tras la llegada del Guadalajara ante el Ayuntamiento, Zubieta, Abenza, Luis Ortiz, Daniel Hernández, Argüeso, Luis Cortes, alias El Gitano, Ramón Patricio, alias Bigote, junto al sargento jefe, de Possese, saltan del blindado y se instalan en posición de defensa con las ametralladoras en la mano. Con los españoles llegan algunos soldados de otras nacionalidades. La mayoría viejos luchadores de la Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española. La muchedumbre se va congregando en torno a los soldados de La Novena y comienzan a entonar la Marsellesa. Poco después, las campanas de las iglesias de la ciudad repiquetean. París ya está en manos de las fuerzas aliadas.

FUENTES

- San Román Sevillano, Antonio, "24-25 de agosto de 1944: La liberación de París", en Rebelión (23/08/2014 ). https://rebelion.org/24-25-de-agosto-de-1944-la-liberacion-de-paris/.

- La Nueve, sus hombres, su historia. Ficha del soldado Luis Cortés Fernández, alias Gitano. https://losdelanueve.es/combatientes/luis-cortes-fernandez/. Proyecto de búsqueda de combatientes de Diego Gaspar Celaya

miércoles, 15 de mayo de 2024

LAS POTENCIAS EUROPEAS DE LA EDAD MODERNA Y SUS POLÍTICAS ANTIGITANAS DE COLONIALISMO PENAL

 Desde su salida de la India medio milenio antes de que Colón llegase a tierras americanas, los gitanos recorrieron Asia y Europa hasta alcanzar los territorios hispanos en el primer cuarto del siglo XV. El mundo conocido acabó para ellos en Andalucía, hasta que el descubrimiento de América les abrió la oportunidad de continuar su expansión, aunque sometidos a las exigencias de las políticas coloniales de las potencias europeas. Un viaje de mil años, condicionado por un proceso civilizatorio de políticas migratorias basadas en la represión y la exclusión.



En general, la historia de los gitanos en las Américas ha sido poco tratada. Y cuando se ha hecho, lo ha sido de forma fragmentaria e inconexa. Este es el caso del colonialismo penal que las potencias europeas de la Edad Moderna, como España, Portugal, Inglaterra y Francia, ejercieron sobre su población gitana.

Cada una de ellas, en distintas épocas, apostaron por un colonialismo penal en función de diferentes objetivos: aumentar la población de las colonias, deshacerse de elementos considerados indeseables y obtener un utilitarismo penal de las condenas. Unos objetivos de los que la corona española se apartó pronto, al prohibir el paso a las Indias, a aquellos individuos que se consideraban asociales, como fue el caso de los gitanos. Las demás potencias coloniales, sin embargo, mantuvieron su política penitenciaria y transformaron sus posesiones americanas en una gran prisión.

miércoles, 24 de enero de 2024

LOS GITANOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

 

1.    A lo largo de toda la Guerra Civil, el indiferente posicionamiento del gitano respecto a uno u otro bando, respondió principalmente a una simple estrategia: la que pretendió explotar su invisibilidad social con la esperanza de pasar desapercibido y esquivar así la guerra, como ya lo hiciera en los conflictos bélicos del siglo anterior. Sin embargo, dependiendo sobre todo de la zona en que se hallara en el momento de iniciarse la contienda, acabó siendo arrastrado a ella, de buena o mala gana, sin mostrar, en su mayor parte, ningún interés por alcanzar protagonismo alguno, obligados a luchar contra los de su propio pueblo, que por un azar del destino, se hallaron en el bando contrario.


ENLACE VIDEO INTERACTIVO:

https://www.youtube.com/watch?v=A7hRr8YJMQ8

2.      Ambos bandos evidenciaron su gitanofobia a través de una guerra sucia, paralela a la militar, basada en la desinformación y la denigración del enemigo, por la que unos y otros aprovecharon cualquier oportunidad para utilizar en su beneficio la mala fama del gitano y descalificar a su contrario. Para ello emplearon el término gitano para referirse a personas, grupos y hechos concretos, traspasando al enemigo su sentido peyorativo, como una bala más, pero que disparada conscientemente hería de muerte la buena fama del gitano.

3.      Entre los gitanos que de forma voluntaria se implicaron por convicción a favor de alguno de los dos bandos, encontramos a Helios Gómez y a Marianet, ambos por el bando republicano. La vida del primero puede resumirse como una etapa llena de persecuciones, en la que la prisión llegó a convertirse en su domicilio habitual, ya que hasta entonces había sufrido setenta y un encierros y hecho frente a cuarenta y dos procesos. Permanentemente hostigado por la policía monárquica, hubo de exiliarse en multitud de ocasiones y recorrió casi toda Europa.

4.      La Guerra Civil lo sorprendió en Barcelona, donde, armado con un winchester tomó parte en las barricadas de Vía Layetana junto a los grupos de defensa civil de la CNT y demás partidos revolucionarios. Próximo inicialmente al anarquismo, abrazó el comunismo como militante del PCE. Sin embargo, su actitud crítica y contestataria acabó enfrentándolo a influyentes sectores del comunismo, hasta ser expulsado del Partido Comunista a primeros de julio de 1937, a partir de lo cual hubo de refugiarse en Barcelona y colaborar con el anarquismo catalán, cambiando el fusil por el lápiz y el pincel.

5.      Tras la derrota republicana en Cataluña, en febrero de 1939 pasó a Francia donde comenzó un auténtico vía crucis por diversos campos de concentración franceses y argelinos. De vuelta a España siguió su lucha clandestina, causa por la que fue acusado de espionaje y alta traición, volviendo a sufrir nuevos encarcelamientos entre 1945 y 1954. Una vida azarosa que precipitó su muerte en 1956.

6.      Otro personaje, aún más invisibilizado es Mariano Rodríguez Vázquez, Marianet, a pesar del importante papel que desarrolló durante la contienda como secretario general de la CNT y al que Azaña, el presidente de la República, llamaba a consultas cada vez que formaba gobierno.

7.      Sabemos que nació en Barcelona en 1908 y que fue abandonado por su padre en un orfanato, debiendo sobrevivir mediante pequeños hurtos que lo llevaron a frecuentar la cárcel, en donde se formó en la ideología libertaria, para una vez libre, afiliarse a la FAI en 1931. Un pasado del que apenas habló, pues sus camaradas, que le llamaban el «rey gitano del sindicato de la construcción», sólo conocían de sus actividades, los últimos cinco años.

8.      Su carrera en la CNT-FAI se caracterizó por sus numerosas estancias en prisión y por su rápido acceso a la secretaría general. Partidario de ganar la guerra como objetivo principal, fue muy criticado por sus camaradas de base por abandonar la revolución y la democracia asamblearia. Murió en junio de 1939 en extrañas circunstancias.

9.      Por el bando sublevado fueron muy pocos los gitanos que alcanzaron la importancia de los anteriores. Uno de ellos fue Ceferino Jiménez, víctima de los asesinatos que se produjeron en Barbastro en los primeros momentos de la guerra, por haber ayudado a un sacerdote y no haber renegado de su catolicismo, por lo que fue beatificado en 1997.

10.  Otra víctima fue la canastera Emilia Fernández, una mujer gitana de Tíjola que fue presa por haber intentado evitar el reclutamiento de su marido para luchar el frente, mediante el ardid de dejarle ciego de forma temporal. Presa en Almería, fue víctima de una deficiente atención postparto, como represalia por no haber delatado a unas monjas. Fue beatificada en 2017.

11.  Junto a este reducido elenco de personajes destacados, hay que añadir personajes como Oselito y Casilda, pero también un numeroso grupo de personas anónimas, que murieron en combate o fusiladas en los primeros momentos de la guerra, como la granadina María Fernández Santiago, ejecutada el 26 de julio de 1936.

12.   Muertes que finalizada la contienda siguieron produciéndose en el seno de una represión a través de juicios sin garantías procesales, a cargo de tribunales militares formados por individuos llenos de prejuicios y estereotipos antigitanos, cuyos nombres y circunstancias esperan ser recuperados y reparados históricamente.

LOS GITANOS DURANTE EL RÉGIMEN FRANQUISTA - Els gitanos durant la dictadura franquista

 El régimen franquista de la postguerra reforzó su poder a través del terror y la propaganda. De esta forma, pretendió convertir a los españoles en un pueblo sumiso, obediente y conformista, para establecer una sociedad uniforme basada en las directrices y principios del nacionalcatolicismo; al tiempo que ejercía una represión contra todos los que se oponían a la dictadura militar. Las detenciones, los juicios con nulas garantías procesales, las depuraciones y las ejecuciones se sucedieron especialmente tras los largos años de la posguerra, durante los cuales, varias personas gitanas fueron llevadas ante tribunales militares por colaborar con la guerrilla antifranquista.

ENLACE VIDEO INTERACTIVO:

EN CASTELLANO: https://www.youtube.com/watch?v=oUfkJbS1JIA

EN CATALÁN: https://www.youtube.com/watch?v=jQG-jCG5mLU

Dentro de esta resistencia destacaron numerosas mujeres gitanas, participando a veces en operaciones tan audaces, como el atentado con paquete bomba realizado en Granada contra el capitán de la Guardia Civil de esa ciudad. Una acción que conllevó una fuerte represión en las personas de Manuela Maya Fernández, Mercedes Romero Robles y Remedios Heredia Flores, todas ellas acusadas de ejercer como enlaces de la guerrilla.

Esta etapa fue extremadamente dura para los gitanos españoles. Además de la deshumanización y criminalización que sufrían, debieron afrontar el hambre y las múltiples carencias que trajo consigo la guerra, pero también las epidemias que debilitaron a una población malnutrida, sin agua corriente ni electricidad y sin las más mínimas condiciones higiénicas. En estas circunstancias, el gitano fue señalado como un peligroso agente transmisor de enfermedades, lo que incrementó el rechazo y la desconfianza hacia su presencia.

La población gitana quedó encuadrada dentro del conjunto social de «gentes con manifiesto desaseo y parasitada habitualmente», es decir, en el grupo de los «vagabundos, pordioseros y gitanos», sobre los cuales debía ejercerse una labor de supervisión, examen, registro, encierro y aislamiento.

Víctimas también de una represión cultural, sus costumbres fueron perseguidas y relacionadas con prácticas delictivas y viles, contrarias al régimen franquista, el cual decretó en 1941 la obligatoriedad del idioma castellano quedando prohibidas todas las demás lenguas, incluido el caló, que pasó a ser considerado una jerga delincuente.

La Ley de Vagos y Maleantes republicana se mantuvo, pasando a ser un instrumento de represión contra los opositores al franquismo y los elementos marginales. La represión se le encargó a la Guardia Civil, en cuyo Reglamento para el Servicio de mayo de 1943, se le encomendó la vigilancia y el control de movimientos de las personas gitanas. El gitano, como permanente sospechoso, siguió obligado a demostrar su inocencia y llevar en sus desplazamientos todo tipo de documentos para no ser detenidos y puesto a disposición de la autoridad judicial. Un estricto control que en el gitano creó un alto grado de recelo, temor y hasta odio hacia los efectivos de este instituto armado.

También las demás fuerzas de seguridad del Estado mantuvieron a los gitanos bajo la estricta aplicación de la Ley de Vagos, que transformada posteriormente en la Ley de Peligrosidad Social, siguió sustituyendo el castigo por la educación preventiva, lo que incluyó al gitano dentro de un proceso de racionalización criminológica, por el que se le tipificó como un individuo racialmente primitivo y delincuente, carente de toda presunción de inocencia.

El final de la Segunda Guerra Mundial con la victoria de los países demócratas y comunistas, España quedó aislada, tanto en el ámbito económico como en el cultural y social. La economía agraria, aun anclada en el siglo XIX, se desmoronó y las condiciones de vida de los pueblos y aldeas empeoró, abriendo la puerta a una emigración hacia las ciudades y a antiguas rutas migratorias como Argentina y Argelia.

El gitano, inmerso en esta sociedad cambiante, donde la máquina comenzaba a sustituir a los jornaleros en el campo, se vio abocado también a un éxodo rural hacia las grandes ciudades, en donde hubo de abandonar sus oficios tradicionales, para pasar a ser explotado en las grandes ciudades como proveedor de mano de obra barata y no cualificada en trabajos duros y peligrosos. Recluidos en barrios periféricos de construcciones ilegales, con deficientes condiciones higiénico-sanitarias, ausencia de servicios públicos básicos e incomunicados con las principales áreas de la ciudad, que favoreció la aparición de procesos segregativos.

El chabolismo constituyó una respuesta urbana de adaptación a una forma de vida y de economía en donde el comercio ambulante, la busca o el chatarreo fueron la mejor réplica a los nuevos tiempos. Las condiciones infrahumanas y de espacio derivadas del fenómeno chabolista se agravaron por la climatología y por la especulación que amenazaba a los poblados.

Las administraciones públicas comenzaron entonces a emprender programas para su erradicaci
ón, pero sin contar con la opinión de los propios interesados, a través de realojos en bloques de pisos en barrios también periféricos, que siguieron favoreciendo la segregación respecto al resto de la ciudad.

El fracaso de esta política recayó sin embargo en los propios gitanos, a los que se les culpó de poseer una nula intención de «integrarse», de organizarse en clanes, de traficar con drogas. Una criminalización que los mantuvo bajo la estricta aplicación de la Ley de Peligrosidad Social.

Olvidados, ocultos en bolsas de pobreza, comenzaron a ser visibles con la aparición del movimiento asociativo gitano, que iniciado entre 1971 y 1978, comenzó a reclamar la cobertura de necesidades básicas, la mejora del estado de sus viviendas, la puesta en marcha de servicios públicos, la lucha contra el tráfico de drogas, el reconocimiento de su cultura, y la consecución de cuantas medidas sociales permitieran promocionar a la comunidad gitana hacia la ciudadanía plena.

martes, 2 de enero de 2024

600 ANIVERSARIO DE PRESENCIA GITANA EN ESPAÑA

 Recua de gitanos

 El 12 de enero de 2025 se cumplirán oficialmente los 600 años de presencia gitana en los territorios que hoy forman parte del reino de España. Una fecha que está marcada por la existencia del documento más antiguo que lo atestigua. Sin embargo, es muy probable, que la llegada de los primeros egipcianos –llamados así por decir que procedían de Egipto-, se remonte al menos al año anterior. Una especulación basada por la temprana fecha -12 de enero- en que se produce la rúbrica real, y a que desde 1422, existe constancia de presencia gitana en el sureste francés. No resulta aventurado pues, sospechar, que posiblemente, a partir de esta fecha de 1422, ya se hubiera producido la visita de algún grupo de egipcianos, medio siglo antes de la llegada de los grecianos.


Egipcianos a las puertas de Berna 

Los primeros grupos que arribaron a Europa central, llegaron a finales de 1417 y recorrieron Alemania en una compañía de unos 300 individuos al mando de un duque y de un conde. Exhibieron una Carta de Seguro otorgada por Segismundo, en la que se ordenaba fueran bien tratados por tener que cumplir siete años de penitencia impuesta por haber apostatado. A partir de esta fecha, comienzan a ser frecuentes las noticias sobre las gentes procedentes de un lugar llamado Pequeño o Menor Egipto. Así, al año siguiente, en 1418, llegaron a Augsburgo medio centenar de gitanos, que aseguraron provenían del  “Pequeño Egipto”. De ellos se dijo que además de poseer dotes adivinatorias, también eran expertos en el robo, una fama que les acompañó en su travesía europea.



En verano de 1419 llegaron a Zurich, donde fueron descritos como extranjeros de piel oscura y naturales de Egipto Menor. Al frente de ellos iban duques y condes que decían habían sido perseguidos por los turcos y debían hacer penitencia durante siete años. Como cristianos seguían los ritos de bautismo y entierro; y aunque vestían pobremente, poseían oro y plata, y pagaban lo que comían y bebían. Tras pasar a Alemania a finales de ese verano, volvieron a abandonarla para alcanzar Châtillon-sur Chalaronne el 22 de agosto, donde mostraron Cartas de Seguro del duque de Saboya y del emperador. En atención a su calidad de penitentes, las autoridades locales les entregaron vino, avena y tres florines a todos.

Familia de egipcianos
Sólo dos días más tarde hizo su aparición en Saint Laurent el duque Andrés del Pequeño Egipto –posiblemente el mismo del que se habla llegó en enero a Bruselas- con su compañía de más de un centenar de personas, que tras atravesar el Saône, arriban a la localidad francesa de Saint Laurent, en la región francesa de Mâcon. En esta ocasión se les describe como hombres de gran estatura y terrible aspecto, de larga cabellera; a quienes se les proporcionó cerveza, vino, pan, una vaca, cuatro ovejas y 25 monedas de oro.

El emperador Segismundo


En marzo de 1420 un grupo de un centenar de egipcianos al mando de dicho duque Andrés con casi medio centenar de caballos fueron bien recibidos en Deventer. Mostraron la carta de seguro del rey Segismundo y justificaron su viaje por haber sido expulsados de su tierra por profesar el cristianismo. Más tarde, en octubre, se hallaron en la Provenza un grupo de gitanos, a los que se les llamó “sarracenos”, es decir: “no cristianos”, lo que entra en contradicción con su justificación de refugiados por motivos religiosos.


Esta etapa de penetración y exploración en Europa occidental parece haber acabado en 1422, ya que en este año vuelven a pasar por Touraine, donde sus vecinos ya los reciben con recelo. En julio de ese mismo año, un duque del Pequeño Egipto entra en Bolonia junto con un centenar de personas, afirmando que por haber abjurado del cristianismo debían cumplir un destierro de siete años impuesto por el emperador Segismundo, durante el cual debían acudir a Roma para redimir sus culpas. La estancia de los egipcianos en esta ciudad acabó siendo tan conflictiva, que tras diferentes incidentes, las autoridades boloñesas acabaron decretando una multa de 50 libras y excomunión para los que tratasen con los gitano, por que abandonaron Bolonia y se dirigieron a Forli, donde se hallaban el 7 de agosto, donde la mala fama de los gitanos debió llegar casi al mismo tiempo que ellos, pues su obispo Juan de Strata los describía como una gentuza perniciosa, de propensiones brutales y animales.

No sabemos si siguieron su camino a Roma para ser recibidos por el Papa. Sí que también en ese año estuvieron en Bale, Ratisbona, a la que volvieron dos años después.

En 1424, estando los egipcianos en Heidelberg, Münster afirma haber tenido en sus manos una de las cartas del emperador Segismundo. En ella se decía que los gitanos eran penitentes procedentes de Egipto Menor, que habiendo renegado del cristianismo, habían prometido peregrinar por el mundo en penitencia por el mundo en señal de arrepentimiento. Esta misma carta aun seguiría sirviendo de salvoconducto, o al menos de justificación como penitentes, hasta casi a mediados del siglo XVI. Entre otras concesiones, la Carta Seguro abarcaba a todo el reino de Segismundo, a cuyas autoridades se les mandaba los trataran bien y no les molestaran. Además, concedía al voivoda Ladislao para administrar justicia entre su gente.

Además de Roma, otro destino de peregrinación y penitencia fue Santiago de Compostela, cuyo trayecto no estuvo exento de múltiples peligros, donde los robos y las muertes estuvieron siempre presentes en el camino. A estos riesgos, se sumó la rapacidad recaudatoria de las justicias y administraciones de los lugares por donde pasaban los peregrinos, a los que se les molestaba continuamente con registros e imposiciones de tasas y portazgos. Unos impedimentos que sólo podían ser solventados mediante la protección real por medio de salvoconductos o cartas de seguro.

Alfonso V de Aragón
En este contexto es donde podemos situar el documento librado por Alfonso V de Aragón el 12 de enero de 1425. Una concesión de privilegios que durante al menos cuatro décadas pudieron gozar egipcianos
y grecianos para disfrutar de una gran libertad de movimientos, hasta que las nuevas corrientes de pensamiento y el debate respecto a los falsos pobres, pusieron a los gitanos en el punto de mira una vez que sobre judíos y moriscos cayera sobre ellos todo el peso del poder real de los Reyes Católicos. Un cambio de política que se vio favorecido por las rencillas entre algunos líderes de los grupos peregrinos, el aumento de raterías durante su estancia en los lugares por donde pasaban y el cansancio de las autoridades municipales, que acabaron pagándoles pequeñas cantidades de dinero para no entraran o para que salieran rápidamente de sus poblaciones; todo lo cual contribuyó a fomentar desconfianza y hastío hacia su presencia, lo que acabó traduciéndose en frecuentes quejas elevadas en Cortes y ante los mismos reyes; dando como respuesta la pragmática de 1499, y con ello, el inicio de una legislación represora que perduró varios siglos, cuyas consecuencias terminaron conformando prejuicios y estereotipos negativos, muchos de los cuales perduran en la actualidad.