“Prima y querida mía, celebraré que en
medio de tus trabajos, ésta te halle disfrutando salud, que con ella, todo lo
vence el tiempo. Yo me hallo con salud y siempre deseando sacrificar mi vida
por el remedio nuestro.
Prima, te estimaré que me participes el
destino que lleváis para poder tomar los medios convenibles para nuestra
libertad. Yo me hallo recluta de la bandera de Lisboa, pero te estimaré que
luego que veas ésta, participes las novedades para tomar los medios, pues hasta
que Dios quiera que yo me vea donde Su Majestad sea servido, en compañía de mis
amigos, que los tengo fieles, procuraré nuestra libertad, o nuestro mayor mal,
si la fortuna nos desampara. De Juanito, el ahijado del duque de Miranda, te
participa sus expresiones, y se las darás a la Beatriz, que deseo, como uno de
tantos, o los muchos apasionados el sacrificarnos por la libertad vuestra. Dios, el pueblo, el mundo y los que no han
nacido, son capaces a volver por tanta sin razón.
Cárcel de la Santa Hermandad de Toledo |
No soy más largo porque
no me ayuda mi ánimo, ni mi corazón puede disuadirse de sus congojas, pues Dios
sabe con cuanta pena estoy viendo escribir ésta, que solo quisiera fuera carta
de libertad, pero puede ser sea el principio, si Dios quiere. Cuando respondas
a ésta, que será mi consuelo, pondrás en el sobrescrito, a Juan Bautista
Carvajal, vive enfrente de los pies de San Miguel. Nuestro Señor te dilate la
vida para bien o mal, o lo que Dios quisiere. Madrid, y agosto 18, de 1749,
tuyo hasta la muerte, Jerónimo González, querida María Malmara. Darás mis
encarecidas memorias a la Romana, y que no se desconsuele, que para las
oraciones es el ánimo”.
COMENTARIO:
En Madrid, donde estaba
prohibido el asentamiento de gitanos desde hacía varios años, existía una
pequeña comunidad compuesta principalmente por individuos procedentes de
poblaciones cercanas a la capital. Es el caso de los tres hijos del talaverano
Manuel de Arjona y de María Balmala, una prima del recluta Jerónimo González,
quien teniendo noticia de hallarse presa en Toledo, contactó con ella por carta para
transmitirle ánimos.
Interceptada
la misiva, se libró orden de detención para Jerónimo y su sargento Juan
Álvarez, autor de la redacción de la misma. Tras analizarla, el corregidor toledano comentó a Ensenada su sorpresa de cómo una gente “expuesta
a todo riesgo y delito”, pudiera tener “valedores en todas partes y de todos
estados”.
En efecto, la
relación entre los gitanos y algunos miembros destacados de la corte madrileña quedó
patente cuando Luisa Balmala, probablemente hermana de la gitana a quien iba
dirigida la carta de Jerónimo González, fue puesta en libertad gracias a la
intercesión del arzobispo de Farsalia. Sin embargo, el gobernador del Consejo,
informado de que Luisa había sido procesada y encarcelada por varios delitos y
amancebamientos, mandó mantenerla encerrada junto al resto de gitanas.
La sin razón a la que aludía Jerónimo, por desgracia, persiste aún en la actualidad, anidada entre muchos de los que aún no habían nacido que citaba, pues se mantienen los prejuicios y los estereotipos acuñados durante siglos, quedando estos hechos históricos enmudecidos, ajenos a la memoria histórica oficial. ¿Hasta cuándo la Iglesia y la Corona elevarán su voz para pedir perdón?
PARA CITAR ESTE TEXTO: MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel: Los gitanos y gitanas de España a mediados del siglo XVIII. El fracaso de un proyecto de “extinción” (1748-1765), Almería: Universidad de Almería, 2014, pp. 42-43.
TEXTO COMPLETO DE MI ARTÍCULO SOBRE LA REDADA: PINCHAR EN ESTE ENLACE
Gracias por tu labor. Saludos!!
ResponderEliminarAmigo, poco es para lo que queda por hacer. Un abrazo
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