El padre Manjón en el barrio de los gitanos |
Tal como hoy se encuentra, es una raza degenerada, y esta degeneración es hereditaria y se extiende a su parte física, intelectual y moral.
Los gitanos nacen oscuros, viven flacos, hay muchos débiles y contrahechos, habitan en pocilgas, se mantienen del deshecho, viven al azar, malgastan la vida y se hacen viejos antes de tiempo.
Su inteligencia, obtusa para las ideas espirituales y abstractas, discurre a maravilla en cuanto se dirige a la vida animal y de instinto, y es astuta y sagaz para la mentira y el engaño, que parece en ello ingénito.
Su voluntad es débil e inconstante como la de un niño, y como carece de fundamento religioso y del hábito de obrar bien, decide de su conducta la pasión o capricho del momento. Lo serio, formal y grave, cuanto exige esfuerzo, sacrificio, aprendizaje o sujeción, es opuesto a su modo de ser, que consiste en vivir al día, flacos y derechos como espárragos, alegres como chicuelos con castañuelas y libres como gavilanes.
Sus sentimientos bellos están reducidos al amor de la guitarra y del cante, música quejumbrosa y holgazana, que parece el eco de una raza sin esperanza de redención ni ideal de vida (…).
Vergüenza da el
confesarlo, pero es cierto que, sin hablar de otros escándalos, el
amancebamiento pasa como cosa corriente entre estas gentes; los padres ven y
consienten con pasmosa indiferencia o inexplicable cobardía el concubinato de
sus hijos, y de tales cepas no pueden brotar sino racimos de perpetuos
escándalos y alejamiento de cuanto es delicado y puro, como la piedad y el
pudor, la veneración de la mujer y el respeto a la inocencia.
Clase de Música |
COMENTARIO:
Tras leer estas líneas
llenas de prejuicios y estereotipos, ¿quién no tacharía a su autor de racista?
Bueno, pues hay quien aún sigue considerando al padre Manjón como un modelo de
enseñanza hacia los gitanos y precursor, tanto de la escuela nueva como de la
coeducación.
El padre Manjón, como
producto reaccionario de su época, era poseedor de una fe ciega en la doctrina
de la Iglesia, una circunstancia que le impidió ver más allá de las causas que realmente
originaban la cotidiana miseria en la que debía desenvolverse la comunidad
gitana. Así, bajo los presupuestos misioneros colonialistas, que desde un punto
de vista etnocéntrico consideraban que las razas escogidas por Dios, tenían la
obligación de ayudar y convertir a todas aquellas otras que se consideraban inferiores.
Clase de Geografía |
Esta misión fue la que precisamente
Manjón se impuso para los gitanos de Granada. Así, desde 1889, emprendió una
especie de cruzada para redimirlos y salvarlos “de la ignorancia y el atraso, de
la inmoralidad y degradación”; e ideó un proyecto aculturador, por el que a
base de una instrucción continuada a lo largo del tiempo, complementada con la
caridad y las pláticas religiosas, conseguir su conversión mediante la adquisición de la cultura y la moral
cristiana, integrándolos en la civilización y haciéndoles olvidar su identidad
como gitanos.
PARA SABER MÁS: ABAJO,
José Eugenio. “El padre Manjón y la escolarización de la infancia gitana”, en I Tchatchipen, 72, 2010, págs. 27-35. Disponible en http://www.unionromani.org/tchatchionline/pdf/07205esp.pdf#view=Fit.
MANJÓN, A. Lo que son las escuelas del Ave-María. Modos
de enseñar, 1948, Imprenta Talleres Penitenciarios de Alcalá de Henares.
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