Mariano
R. Vázquez, secretario general del Comité Nacional de la CNT.
Combatientes,
proletarios, pueblo antifascista: Unidas aparecemos las fuerzas proletarias, en
esta fecha simbólica de lucha y vindicación. Un abrazo fraternal a la
Delegación de la CGT francesa que nos acompaña.
Nuestra
capacidad de resistencia, demostrada a través de estos veinte meses de lucha,
han obligado al enemigo a concentrar todas sus energías y lanzarlas como alud
impetuoso sobre uno de nuestros frentes, para ver si la desmoralización cundía
entre nosotros, logrando con rapidez su victoria.
También
en la Gran Guerra, Alemania se lanzó en 1918 a una ofensiva violentísima, que
hacía prever a los simplistas que su victoria iba a ser cosa de poco tiempo.
Sin embargo, la realidad era muy otra. Eran sus malas condiciones; era su
retaguardia minada la que le lanzó a un esfuerzo desesperado. Y fracasó. Y a
continuación vino su derrota. Su retaguardia se resquebrajó antes que en los
frentes triunfaran sus ejércitos.
La
Historia se repite. Y en España nos encontramos con una situación parecida.
La
retaguardia facciosa, cuarteada por sus divisionismos, puede, de un momento a
otro, hundirse verticalmente.
Sin
embargo, la nuestra -y por esta razón clara llamo Primero de Mayo de victoria-
está unida ahora como no lo estuvo desde que pasaron los primeros días de
lucha. El 19 de julio, nuestra unidad fue un hecho efectivo en la calle en la
barricada, en los pueblos, en todos los lugares de combate. No hubo distinción
de matices ni colores. Se luchaba unidos. Se perecía unidos. La sangre de los
héroes que caían se fundía en el heroísmo charco: igual la de anarquistas, que
la de socialistas, que la de comunistas; que la de republicanos.
Se
impone el trabajo intensivo. A este efecto, en esta fecha solemne, la CNT
declara su decisión firme de poner fin rápido a la semana inglesa. Hay que
trabajar sin descanso todos los días, todas las horas precisas y necesarias.
Los sábados por la tarde, a partir de ahora, dice la CNT, hay que trabajar. Si
nosotros en la retaguardia, que somos un complemento obligado de la vanguardia,
no somos capaces de privarnos de las fiestas, como lo hacen los combatientes,
¿con qué moral vamos a dirigirnos a ellos; vamos a exigirles que resistan, que combatan,
que den la vida por nosotros, por nuestra causa?
La
mujer es un complemento de nuestra contienda, y su aportación parte decisiva
para alcanzar la victoria.
Sabéis
mujeres españolas, estar a la altura que os corresponde. Pero aún hay entre
vosotras espíritus pusilánimes; corazones acobardados. Levantad la frente,
heroínas. Mirad alto y consideraos iguales en la lucha. Vuestro esfuerzo será
coronado, al lograr la victoria, con el bienestar que la misma os ha de
reportar, a vosotras, a vuestros seres queridos, a vuestros hijos.
Vencer
es nuestra única consigna. No desmayéis nunca. Y tapar la boca a quienes al
oído susurran palabras cobardes que hablen de la necesidad de poner fin a
nuestra contienda o de que estamos perdidos.
Marianet. Gitano y anarquista |
El
proletariado mundial debe saber que nosotros, en esta fecha histórica, en la
conmemoración de este Primero de Mayo, recordamos que somos los continuadores
de la estela que trazaron aquellos mártires de Chicago.
Nosotros,
camaradas del Mundo, os brindamos el ejemplo de nuestra unidad para vencer. El
de nuestra potencia, para luchar. El de la debilidad de los imperios facciosos,
con nuestra resistencia que les impide aplastarnos, y el de nuestra
solidaridad, porque no sólo luchamos por nuestra independencia, bienestar y
libertad, sino por la independencia, proletariado de los pueblos del Mundo.
Cumplid,
lisa y llanamente, camaradas del Mundo, con vuestro deber, como el pueblo
español cumple con el suyo desde el 19 de julio al contener el avance del
fascismo, que quiere la guerra exterminadora. Nosotros, aquí. Vosotros, en
vuestros países, trabajando para España, para la República, para la Democracia,
por la Libertad y la Justicia.
Clamad,
exigid de vuestros gobiernos armas para España.
Adelante
por la victoria. Pueblo español. Juramentémonos en esta fecha simbólica para
llevar hasta el fin las consignas del momento, que son:
Primera.
Mantener y fortalecer nuestra unidad.
Segunda. Trabajar sin descanso más y mejor.
COMENTARIO:
Mariano Rodríguez Vázquez nació en la barriada de Hostafranchs en 1908, Sus años de niñez fueron atormentados. Huérfano de madre a los nueve años, su
padre, nada más contraer segundas nupcias se deshizo de él y lo recluyó
junto a su hermano, en la Escuela de Reforma Asilo Durán. Cuando consiguió
escapar de los malos tratos que
recibí en dicha institución, sobrevivió en la calle mendigando y
cometiendo pequeños hurtos, que le hicieron
frecuentar la cárcel.
Fue en prisión cuando
acabó absorbiendo la ideología libertaria y adentrarse en el problema
social, “en orden de colectividades y movimientos rebeldes”, que le acabó integrando en la FAI en 1931.
A partir de cuyo momento, se implicó de lleno dentro del sindicato de la Construcción, en una meteórico ascenso
dentro del movimiento anarquista, salpicado por varias detenciones debido a su
profundo activismo´
A finales de 1932
fue nombrado secretario de su sindicato, y presidente al año siguiente. En 1934 participó intensamente en la huelga de la Construcción,
por lo que fue nuevamente detenido. Finalizada su etapa como presidente del
sindicato, fue destinado al Comité Pro
Presos, volviendo otra vez a pasar tres meses como detenido gubernativo.
A su salida fue elegido de la Federación Local de
Sindicatos sin abandonar su actividad clandestina, hasta que Dencás ordenó su prisión el 4 de octubre de 1934,
permaneciendo once meses también como detenido gubernativo. A su salida de prisión fue designado en
septiembre de 1935 para formar parte del Comité Regional de la CNT, y dos meses
más tarde, elegido como su secretario. Un cargo que ocupaba cuando estalló
la Guerra Civil.
Durante algo más de cuatro meses se mantuvo en la
Regional de Cataluña, hasta que a
finales de noviembre fue nombrado Secretario General del Comité Nacional de
la CNT.
Marianet se mostró siempre
muy celoso de su intimidad. Sus compañeros
del Sindicato de la Construcción de la CNT, apenas sabían algo de él. Un
misterio que no quiso desentrañar, quizá
en un intento de borrar todo recuerdo de su padre, cuyo apellido lo redujo una
simple “R.”, pasando a llamarse Mariano R. Vázquez, con el cual firmaba.
Derrotados los
militares en Barcelona el 19 de julio de 1936
por los anarquistas. Se inició de forma espontánea una revolución social, pero la CNT decidió paralizarla tomando como principal objetivo ganar la guerra y
participar en los gobiernos catalán y estatal, a fin de que el sindicato no
perdiera poder ante el acaparamiento de ministerios por parte de comunistas y
republicanos.
Como justificación a esta política, tan contraria a los
ideales libertarios, Marianet y el resto
de la cúpula cenetista, pretendieron convencer a los militantes cenetistas, que
el Gobierno de la República era una
parte más de un régimen revolucionario,
con el que se podrían alcanzar las metas del anarcosindicalismo.
No
todos estuvieron de acuerdo con el paso dado. Muchos consideraron esta decisión como una traición a las aspiraciones anarquistas;
y, cuando con ocasión de los sucesos
de mayo de 1937 en Barcelona, el descontento de las bases aumentó cuando Marianet, junto García
Oliver y Federica Montseny, pidieron el cese el fuego. Una decisión que reforzó
las ambiciones comunistas y que acabó marginando a la CNT, tanto en la toma de
decisiones nacionales como en los mandos militares.
Los esfuerzos de Marianet por superar al
Frente Popular y conformar un nuevo Frente Popular Antifascista, como el
lograr una unidad de acción para ganar la guerra, fueron inútiles, a pesar de conseguir, tardíamente, la unión sindical
entre la UGT y la CNT. La falta de apoyo del proletariado internacional, el
bloqueo de material de guerra y materias primas, completaron la división
interna de la República. Todo contribuyó
en el desarrollo de la crisis económica y el hundimiento de los frentes. A
pesar de ello, Marianet continuó hasta
el último momento con la esperanza de que la situación se podía revertir,
realizando continuos llamamientos a la unidad y a la resistencia. Una actitud que suscitó nuevas críticas
entre sus propios camaradas, por su empeño en apoyar al Gobierno de Negrín.
En realidad, Marianet se habían convertido en un preso de sus continuas
cesiones para evitar la desunión y el estallido de otra guerra civil, esta vez
dentro de la misma República.
Una vez en el exilio, el 14 de abril de 1939, ya en París, pretendió
solucionar el problema de la duplicidad representativa confederal existente en
el exilio, para lo que consideró
necesario disolver el Comité Nacional del
Movimiento Libertario con base
en Toulouse, y crear en su lugar, el Consejo
General del Movimiento Libertario con sede en la capital londinense bajo la autoridad de la CNT española,
por lo que Marianet fue nombrado su
presidente, cargo que ostentaba a su muerte dos meses más tarde. También contribuyó en la creación
del SERE -Servicio de
Evacuación de Refugiados Españoles-.
Las cualidades más destacadas de Marianet
fueron su capacidad de trabajo, su responsabilidad y su compromiso con las decisiones del Comité Nacional. Un obrero
incansable, siempre dispuesto a afrontar
los problemas para darles solución, desde la gestión de compras de material
bélico, camiones y demás productos elaborados, hasta la adquisición de todo
tipo de materias primas, especialmente papel, esencial para la lucha
propagandística a través de panfletos, carteles, revistas y libros.
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