Una historia, un olvido... el discurrir invisible de lo que existió y se desconoce

Este espacio pretende entender la historia como una disciplina que proporciona, tanto la información como los instrumentos necesarios para conocer el pasado, pero también como una herramienta para comprender al "otro", a nosotros mismos y a la sociedad del presente en la que interactuamos.

Conocer la historia de los gitanos españoles es esencial para eliminar su invisibilidad, entender su situación en la sociedad y derribar los estereotipos acuñados durante siglos.

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sábado, 1 de junio de 2019

CONTRATO PARA UNA DANZA DE GITANOS EN PALMA DEL RÍO (Córdoba, Corpus de 1628)

Baile de gitanos y gitanas ante Luis XIV de Francia.
Museo del Louvre
En doce de junio de 1628 otorgaron Francisco Ximénez Rubio, vecino de la villa de Palma, estando presente en Córdoba de una parte, y Francisco Mejía y Gabriel Alvarado, gitanos herreros y María Fernández, viuda, mujer que fue de Adrián Fernández, difuntos, vecinos de la dicha ciudad de Córdoba de la otra, que son convenidos y concertados en esta manera, en que los dichos Francisco Mejía y Gabriel Alvarado y María Fernández se obligaron de dar una danza que tenga seis mujeres y un hombre para que bailen en la villa de Palma en la procesión del día del Corpus Cristi, que ha de salir de la iglesia mayor de la dicha villa, y asimismo el día de la octava que ha de salir la procesión y han de ir las mujeres vestidas con sus sayas de grana y camisas y tocas limpias, y el hombre ha de ir vestido con zapatos blancos y con sonajas y adufes, y han de danzar ambos días bien y a contento de toda la gente, y dando gusto a todos y sin que ninguna persona se descontente ni tenga pesadumbre y por razón de la ocupación y trabajo que han de tener en ello, se les ha de pagar por ambos días quinientos cincuenta reales”.

COMENTARIO:

La fiesta del Corpus Christi fue instaurada por el papa Urbano IV en 1264; y ya en 1447, Nicolás V impulsó la procesión solemne. En el reino de Castilla, conforme se iba arrebatando territorios a los musulmanes, el ritual se fue instaurado como una muestra del poder cristiano. Ya en el siglo XVI sufrió un fuerte desarrollo tras el Concilio de Trento en 1551, manteniendo durante el siglo siguiente gran aceptación con la participación de todos los estamentos sociales.
Bailarina egipciana del siglo XV. Tapiz de Tournai
La jerarquizada sociedad de la Edad Moderna tuvo su reflejo en las procesiones, abriéndolas  los representantes del clero y de la nobleza, tras los cuales iba el pueblo llano con sus representantes gremiales. Y como mezcla de lo sagrado y lo profano, se permitió la introducción de elementos festivos, en donde tuvieron cabida los moriscos y los gitanos, de cuya participación, no solo obtuvieron aportaciones económicas, sino también méritos de cara a su integración en una sociedad que los excluía.
Son numerosas las referencias que se hallan en las actas de muchos de ayuntamientos de la época, especialmente los andaluces, desde los cuales se contrataban compañías de gitanos y gitanas para danzar; bien al inicio de la comitiva, bien tras el paso de los gremiales. En dichos convenios se estipulaba el número de danzarines, la forma en que debían ir vestidos y la cantidad que debían percibir. Estas aportaciones económicas procedieron inicialmente de los gremios; si bien, a partir del siglo XVI debieron hacerse de los gastos cada uno de los cabildos municipales. El de Córdoba, por ejemplo, hubo de hacerse cargo de la financiación de los festejos a partir de 1570.
La celebración del Corpus trajo consigo una numerosa concurrencia a las ciudades más importantes, donde prevaleciendo aún ideas medievales sobre la salud pública, procuraron obstaculizar la presencia de elementos ambulantes, siempre sospechosos de alterar la “paz y seguridad de salud”. Así lo estableció el cabildo lorquino en 1601, nada más detectarse la presencia de una gran cantidad de gitanos que acudieron al Corpus de este año. Causa por la que se dispuso la salida “de todos los gitanos y gitanas”, suponiendo de que no hacerlo, “serán causa los dichos gitanos de que esta ciudad enferme de pestilencia”, con lo que se evitarían además “otros inconvenientes que traen consigo”.
La presencia de músicos gitanos en la celebración de fiestas religiosas se documenta ya desde la segunda mitad del siglo XVI. Y, tras la sublevación de los moriscos, éstos empezaron a ser sustituidos por los gitanos; si bien, manteniendo el contenido de la actuación y el acompañamiento de “tamborililio” y de “adufe” (pandero morisco que tocaban las gitanas); unos instrumentos a lo que se añadían también las sonajas, como ocurrió en mayo de 1597 en Granada.
Ball de gitanes en Sant Celoni
En Almería, las danzas de gitanos fueron prohibidas en 1595, al ser tachadas de indecentes; si bien, en el resto andaluz siguieron celebrándose hasta que  fueron suprimidas por Carlos III. Una de las últimas referencias gitanas data del Corpus granadino de 1766: “Componíanla cuatro hombres, y seis mujeres, vestidos a su estilo, pero muy decentes en los trajes. Iban los hombres... tocando pandero, sonajas y guitarra, a cuyo son entonaban no indecentes coplas. Las mujeres vestidas con honestidad y en su modo gitano (...) éstas todas tocaban castañetas a compás, y sus bailes no contradecía a lo honesto en la acción menor”.

Como resquicio de esta tradición, se conserva hoy en día el “ball de gitanes”  en Cataluña y Comunidad Valenciana, principalmente en las fiestas mayores del Vallés, Campo de Tarragona-Penedés, Bajo Llobregat y localidades valencianas como Algemesí, Valencia y Alcoy.


Baile de la alcachofa en Algemesí - Wikipedia