Una historia, un olvido... el discurrir invisible de lo que existió y se desconoce

Este espacio pretende entender la historia como una disciplina que proporciona, tanto la información como los instrumentos necesarios para conocer el pasado, pero también como una herramienta para comprender al "otro", a nosotros mismos y a la sociedad del presente en la que interactuamos.

Conocer la historia de los gitanos españoles es esencial para eliminar su invisibilidad, entender su situación en la sociedad y derribar los estereotipos acuñados durante siglos.

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miércoles, 20 de noviembre de 2024

El conde Tomás y el Día del Gitano Andaluz

 

Con motivo de la conmemoración del 500 aniversario de la pragmática de los Reyes Católicos, el 4 de marzo de 1999 el Defensor del Pueblo y los comisionados parlamentarios presentaron conjuntamente un manifiesto con el fin de lograr una convivencia en igualdad de todas las personas, las comunidades y las etnias de España, para lo que presentó unas recomendaciones que permitieran satisfacer las injusticias cometidas históricamente.

El reconocimiento político a nivel nacional no llegó hasta el 27 de septiembre de 2015, cuando el pleno del Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley, instando al Gobierno a que promocionara la cultura, la historia, la identidad y la lengua del Pueblo Gitano. A partir de esta fecha, instituciones y parlamentos autonómicos comenzaron a emitir declaraciones institucionales en este sentido, coincidiendo con fechas señaladas, como el 8 de abril y los días del gitano, que en su mayor parte, concuerdan con las fechas aceptadas de la presencia gitana más temprana en esas comunidades.

Cataluña, no obstante, había sido la pionera en reconocer al Pueblo Gitano en el artículo 42 de su Estatuto de Autonomía –Ley Orgánica 6/2006, de 19 de julio–, en el que además de respetar la diversidad social, cultural y religiosa, se abogaba por el impulso a las relaciones interculturales a través del conocimiento recíproco, diálogo y mediación; así como la intención de «garantizar el reconocimiento de la cultura del Pueblo Gitano como salvaguarda de la realidad histórica de este pueblo». Posteriormente, Andalucía, la región donde vive la mayor parte de la población gitana española, visibilizó en 2007 al Pueblo Gitano en su Estatuto, incluyendo su compromiso para promocionar «las condiciones necesarias para la plena integración de las minorías y, en especial, de la comunidad gitana para su plena incorporación social».

El acontecimiento histórico que ha dado origen a la celebración del Día del Gitano Andaluz, tuvo como protagonistas a dos condes egipcianos: Tomás y Martín “de la Pequeño Egipto”. Del primero nos ocuparemos en este artículo, de Martín ya lo hemos tratado en una ocasión anterior (https://adonay55.blogspot.com/2024/10/el-conde-martin-de-egipto-menor-en.html). Así pues, nos centraremos en Tomás y comentaremos su rastro histórico, antes de narrar su llegada a Jaén y recibimiento que le dispensó el condestable Miguel Lucas de Iranzo el 22 de noviembre de 1462.

Los egipcianos estuvieron siempre en constante movimiento durante el primer tercio del siglo XV, sin quedarse mucho tiempo en un mismo lugar. Los primeros grupos de egipcianos se adentraron en Europa occidental, comandados por líderes que ostentaban títulos nobiliarios que dijeron cumplían penitencia por haber apostado del cristianismo. Los primeros egipcianos que hicieron su entrada en la península Ibérica, fueron Juan del Pequeño Egipto y nuestro protagonista, el conde Tomás, de quien tenemos referencias de sus trayectos, tanto de ida como de vuelta. Sin embargo, de Juan no hallamos más noticias, posiblemente por haber sido enviado como una avanzadilla del conde Tomás, a fin de comprobar la buena o mala disposición de las autoridades a la hora de recibirlos.

La llegada de Juan el día 12 de enero de 1425, constituye la fecha oficial de la presencia gitana en lo que hoy es España. Un acontecimiento que justifica la celebración del 600 aniversario de la llegada del Pueblo Gitano el año que viene. 

En el salvoconducto concedido a Juan de Egipto Menor en Zaragoza por el futuro Alfonso V, este primer egipciano no se autotituló conde o duque, tal como lo harían los líderes gitanos que llegaron más tarde, lo que nos hace suponer que, posiblemente, este grupo pionero, podría ser una avanzadilla del conde Tomás, quien llegó a dicha ciudad, solo cuatro meses después. Una estrategia que fue frecuente entre las diferentes compañías gitanas, a fin de comprobar la buena o mala acogida que las autoridades y población de las localidades que visitaban, dispensaban a los grupos gitanos, dado que en el resto de Europa, ya no eran bien recibidos en esas fechas en muchos lugares.

Así pues, en España, dejando aparte de que probablemente, dada la fecha temprana del salvoconducto del 12 de enero, ya habría compañías de gitanos en territorio peninsular desde finales de 1424, la historia gitana oficial dio comienzo cuando Alfonso V de Aragón, concedió una carta de seguro válida para tres meses, a favor de Juan de Egipto Menor, en donde se ordenó fuera “bien tratado y acogido”, con “pasaje seguro” para viajar libremente a través de todo el reino Aragón con “todas sus monturas, ropa, posesiones, oro, plata, alforjas y cualquier otro artículo que llevaran con ellos”, de todo lo cual quedaban exentos de pagar peajes y demás impuestos.

Sólo cuatro meses más tarde, el 8 de mayo, el conde Tomás, recibió en Zaragoza otro salvoconducto, por el que entre otras cosas, se le otorgó la exención del pago de peajes y demás impuestos, tanto para caballerías, como para cuantos bienes de valor llevase consigo, incluido el oro y la plata. Sin embargo, a pesar de estas garantías, el 16 de mayo, cuando al parecer volvían a adentrarse en el corazón de Europa, al conde le robaron dos perros “uno alano, de pelo blanco, con una oreja negra; y un galgo de pelo blanco”, adiestrados quizá para apuestas de carreras o juegos de tipo circense. Unos animales que terminó recuperando tras pedir justicia al rey Alfonso V, quien el 24 de mayo de 1425, dio orden a la Justicia de Alagón para que se le restituyesen con la mayor diligencia”.

Dentro de la jerarquía nobiliaria, copiada de los reinos cristianos europeos, en la cúspide se halló un duque, cargo que ostentó Andrés de Egipto Menor, por lo que también podemos especular en el hecho de que Tomás formara parte de su comitiva, como un explorador más, pues hasta su llegada a Zaragoza, existe constancia de su paso por Hungría, Austria, Alemania, Países Bajos, Suiza, Italia y Francia, siendo probablemente, el mismo el que se presentó en París en 1427, de donde fueron expulsados a principios de septiembre de ese año. Desde aquí, el conde Tomás llegó a Amiens el 27 de dicho mes y pidió permiso para entrar en la ciudad, asegurando que iba de paso camino a Flandes. Reunidas sus autoridades, se invitó a Tomás y a dos de sus compañeros para interrogarles sobre su procedencia y su destino, momento en el que el conde mostró un salvoconducto del Papa, en el que se decía, había sido expulsado de su país por profesar su fe cristiana, causa por la que el pontífice pedía no fuera molestado y se le permitiera viajar libremente. Además, pedía se le dieran limosnas como ayuda en su peregrinación; a cambio, se le concedía el perdón de sus pecados, a todo aquel que cumpliera con esta caridad. El consejo de Amiens, a la vista de esta carta, decidió admitirlos durante dos o tres días, así como una limosna de 8 libras. Una hospitalidad que les animó a volver a visitar la ciudad tiempo después.

En Metz, según el Journal des Mâitres Echevins de Metz, se registró cómo el 5 de junio de 1530, se produjo el bautismo colectivo de ciento cincuenta gitanos, entre hombres, mujeres y niños. Entre ellos, un duque y dos caballeros, por lo que podemos sospechar se trataran del duque Andrés y dos condes –Miguel y Tomás-. Un episodio bastante extraño, ya que este multitudinario bautizo rompió el argumento de que habían vuelto al cristianismo, tras haber renegado de él, para convertirse al Islam. Posiblemente, dada la creciente aversión hacia su presencia, un acontecimiento como este, pudo suponer un golpe de efecto para reforzar su historia de peregrinación para expiar su apostasía.

En Castilla y Aragón, sin embargo, no eran necesarias estas representaciones, ya que no existía aún el rechazo que se producía en el resto de Europa, por lo que los peregrinos egipcianos siguieron obteniendo los privilegios que le otorgaba su condición de peregrinos. Incluso, se reforzaron, cuando en primero de enero de 1434, Juan II de Castilla otorgó en Medina del Campo, una carta de seguro general a todos los peregrinos procedentes de Italia, Francia, Alemania, Hungría, Dacia, Suecia, Noruega, u otra nación cristiana, que quisieran peregrinar a Santiago de Compostela. Una coyuntura que al conde Tomás debió animarle para regresar a tierras peninsulares en ese mismo año, y presentara el 26 de noviembre ante el notario de la veguería de Montblanch, al que le presentó la carta de seguro concedida por el rey Alfonso V en 1425, con el fin de que le extendiera una copia, para que “con su familia, sus servidores, su oro, plata, baúles, vasos sacros y todos sus demás efectos, cruzar, entrando y saliendo de sus dominios, sin ningún obstáculo, sea el que sea, o sin que paguen tasa ni peaje alguno”, pidiendo a justicias y demás vasallos que se les socorriera con limosnas y demás ayudas para facilitarles su viaje, advirtiendo que en caso de no cumplirlo así, se incurriría “en su más augusto displacer y en una pena de diez mil florines”. Además, como refugiados por haber “sido expulsados de sus propios dominios”, se recomendaba se les socorriera, “hasta donde les sea posible con limosnas y les den ayuda en su viaje”.

Ya con los privilegios renovados, recorrió el reino aragonés, haciendo su entrada en el navarra con la intención, al parecer, de volver a tierras francesas. Así, el 27 de abril de 1435 quedó registrado el paso del conde Tomás y su compañía por Olite, donde tuvo una buena acogida por parte de la reina Blanca de Navarra en su castillo, quien  le proporcionó 23 florines de oro para comprar unos 40 sacos de trigo, como ayuda para proseguir su camino, según dijeron, hacia Santiago de Compostela y cumplir la penitencia impuesta por el Santo Padre. Sin embargo, a su paso por Jaca, el receptor de peaje Juan de la Sala, al comprobar el gran equipaje que transportaba, le reclamó los peajes correspondientes a esa ciudad y al puerto de Canfranc. Ante lo cual, el conde Tomás de Egipto Menor”, enseñó la carta de seguro obtenida en Montalbán el año anterior y declaró que el rey le había dado licencia para pasar libremente por el reino aragonés sin tener que pagar tributo. Juró que solo llevaba cinco caballos, cada uno de los cuales valía más de 20 florines; además llevaba cinco arrobas de ropa de seda de vestir y cuatro tazas de placa que pesaban cada una como un marco -unos 227 gramos-.


En mayo de 1436, el conde Tomás se hallaba en la ciudad de Nevers, a orillas del Loira, donde al frente de unas 30 personas, donde sin abandonar su título nobiliario, elevó su rango al de “noble príncipe, conde Tomás del Pequeño Egipto”. Los años siguientes se mantuvo en tierras francesas, ya que en 1441, en Troyes recibió una limosna, en atención a que él y sus acompañantes “vivían y viajaban en la pobreza”.

No sabemos en qué momento volvió al reino aragonés, ni tenemos certeza de que sea el mismo Tomás. El caso es que, el viernes 9 de junio de 1447, quedó anotada en el Mantul de novells ardits, vulgarmente llamado Dieteri, la llegada a Barcelona de un grupo de gitanos liderados por el duque Pedro y el conde Martín, acompañados con una multitud de egipcianos o bohemianos. A ellos y en este mismo mes, debieron agregárseles el duque Andrés de Egipto Menor y los condes Pedro, Martín y Tomás[1], junto con sus familiares y sirvientes, a quienes María de Castilla, como lugarteniente de Alfonso V, concedió en Barcelona un salvoconducto, en atención a que se hallaban cumpliendo la penitencia de peregrinar los siete años impuestos por el Papa.

De 1451 hay noticias de un conde Tomás del Pequeño Egipto en Middelburgo, a quien acompañaban “varias personas paganas”. Presentó cartas de Felipe de Borgoña y de otros señores, en las que se pedía se les socorriera “por la fe cristiana”, pues se habían visto obligados a dejar todas sus posesiones en su país natal. La ciudad le concedió una limosna de 8 florines y sufragó también los gastos de limpieza del lugar donde habían dejado sus caballos”. Igualmente, dando otro salto en el tiempo, tenemos noticia de que llegó a Millau el 29 de mayo de 1457, presentándose como el “noble Tomás, conde del Pequeño Egipto de Bohemia” se presentó en esta ciudad con un salvoconducto del rey francés.  A partir de esta fecha, y hasta 1460, no tenemos más noticias del conde, año en el que vuelve a aparecer en el reino aragonés. En caso de ser el mismo del que llegó en 1425, ya tendría una edad avanzada.

Los documentos inducen a pensar que a principios de marzo de ese año, ante la amenaza de una guerra civil catalana, varios líderes gitanos tuvieron el propósito de expandir nuevas expediciones de exploración hacia el sur peninsular, para lo que precisaban de nuevos pasaportes. Así,

Tarazona. Wikipedia
los condes Tomás y Martín de Egipto Menor, por separado, recibieron de Juan II de Aragón sendos salvoconductos. En el caso de Martín, en Daroca; y Tomás, en Tarazona, el 23 de marzo. A ambos, el monarca les otorgó la potestad de juzgar, corregir y castigar a aquellos de su compañía que se le insubordinasen. Ambos condes unirían sus comitivas en abril en Castellón, de donde partieron para alcanzar Jaén dos años más tarde.

El 22 de noviembre, en Jaén, don Miguel Lucas de Iranzo, condestable de Castilla y gobernador de dicha ciudad, recibió a los condes Tomás y Martín “de la Pequeño Egipto”, junto a “un centenar de mujeres y niños, sus compatriotas y vasallos”; a quienes del condestable, según la costumbre cortesana de la época, los recibió junto con su esposa Teresa de Torres, “muy honorablemente”, y “los mandó aposentar y hacer grandes cosas”, a lo largo de los “quince o veinte días” en los que fueron agasajados con “pan, vino, carne, pollo, pescado, frutas, paja y cebada en abundancia”.

Los condes manifestaron que habían sido “conquistados y destruidos por el Gran Turco”, motivo por el que renegaron de la Fe cristiana. Una apostasía por la que el Papa les mandó emprender una penitencia, para recorrer “todos los reinos y provincias de la cristiandad”. Acabada su estancia, Iranzo, además de darles un salvoconducto y mandar “dar de su cámara muchas sedas y paños, de que vistiesen, y buena copia de enriques para su camino”, les acompañó como “media legua fuera de la dicha ciudad de Jaén”, con lo que los condes quedaron según la crónica, “muy contentos y pagados” por el trato recibido, tal como se registró en la crónica de los hechos del condestable:


“A veintidós días del mes de noviembre de este año llegaron a la dicha ciudad de Jaén dos condes de la pequeña Egipto, que se llamaban, el uno don Tomás y el otro don Martín, con hasta cien personas de hombres y mujeres y niños, sus naturales y vasallos. Los cuales habían sido conquistados y destruidos por el Gran Turco; y porque después de ser conquistados parece ser que negaron nuestra santa fe, había buenos días que, por mandado de nuestro muy Santo Padre, andaban por todos los reinos y provincias de la cristiandad haciendo penitencia.

Y como llegaron a la ciudad de Jaén, el señor Condestable los recibió muy honorablemente, los mandó aposentar y hacer grandes cosas. Y quince o veinte días que estuvieron con él, continuamente les mando dar todas las cosas que hubieron menester, a ellos y a toda su gente, de pan, y de vino, y carne, y aves, y pescados, y frutas, y paja, y cebada, abundantemente. 

Castillo de Santa Catalina, Jaén

Y muchos días los dichos condes comieron con él y con la señor la condesa su mujer; y al tiempo que se quisieron partir, les mandó dar de su cámara muchas sedas y paños, de que vistiesen, y buena copia de enriques para su camino. Y salió con ellos cuanto media legua fuera de la dicha ciudad de Jaén, por manera que los dichos condes partieron de él muy contentos y pagados, loándose y maravillados mucho de su gran liberalidad y franqueza”.

Un espléndido agasajo que incitó a nuevos grupos gitanos a presentarse en tierras jienenses en 1470. En esta ocasión, en Andújar, donde el conde Jacobo del Pequeño Egipto, junto con su esposa Loysa -Eloísa o Luisa-, con una compañía de medio centenar de hombres, mujeres y niños.

 

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:

GIMÉNEZ GIMÉNEZ, J. (1997). “Historia de los gitanos de Huesca y comarca (siglos XV al XVII)”, en Argensola: Revista de Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses, nº. .

JUAN LOVERA, C. (1968). “Los gitanos y el Santo Reino”, en Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 55, 1968, p. 10.

LÓPEZ DE MENESES, A. (1968). “La inmigración gitana en España en el siglo XV (apuntes para su estudio)”, en Martínez Ferrando, Miscelánea de Estudios, Barcelona: Anaba.

MARTÍNEZ DHIER, A. (2011). “Los gitanos en Andalucía en el antiguo régimen: de “peregrinos” a “marginados”, en García Castaño; Kressova, N. (Coords.): Actas del I Congreso Internacional sobre Migraciones en Andalucía. Granada: Instituto de Migraciones.

PLÖTZ, R. (2015). “De peregrinos gitanos del siglo XV en el camino a Santiago de Compostela”, en Ab Limina, Vol. 6.

SÁNCHEZ ORTEGA, M. H. (1994). “Los gitanos españoles desde su salida de la India, hasta los primeros conflictos en la península”, en Espacio, Tiempo y Forma, Historia Moderna, T. VII.

SZASZDI LEÓN-BORJA, I. (2005). “Consideraciones sobre las cartas de seguro húngaras e hispanas a favor de los gitanos”, en La España medieval, nº. 28.

VAUX DE FOLETIER, F. (1977). Mil años de historia de los gitanos, Barcelona: Plaza & Janes.


[1] A.C.A., Cancillería Real, Registro, 3197, ff. 101 r.-101 v.

sábado, 9 de noviembre de 2024

EL CASTILLO DE DENIA. PRISIÓN DE MUJERES Y NIÑOS GITANOS PROCEDENTES DE LA GRAN REDADA DE 1749

Como consecuencia de la redada general de gitanos desarrollada entre la noche del 30 de julio de 1749 y la madrugada del día siguiente en los antiguos reinos de Murcia y Valencia, un total de 1.024 personas gitanas -1.209 a finales del mes de agosto- de todas las edades y sexos fueron capturadas. Desechado el proyecto de expulsión impulsado por el Consejo de Castilla, el marqués de la Ensenada diseñó un proyecto de exterminio biológico, ordenó recluir a los varones mayores de siete años en el castillo de Santa Bárbara de Alicante; en tanto las mujeres, niñas y niños varones menores de esa edad, dispuso su encierro en el castillo de Denia. Unos destinos provisionales, donde la población presa fue creciendo conforme se producían nuevas capturas, y en donde debieron esperar a que el marqués señalara los lugares definitivos de confinamiento de por vida.
Según el presbítero Francisco Palau, el primer contingente de gitanas y niños llegó a Denia el 15 de agosto, escoltado por varios piquetes de tropa de infantería y caballería. Dos días más tarde, la población de reclusas ascendía ya a un total de 254 personas, hasta alcanzar las 928  el 3 de septiembre. Una de las mayores remesas procedió de Lorca. En total 125 partieron de esa ciudad el 13 de septiembre con su correspondiente escolta. Aún el 27 de agosto, el contingente humano seguía creciendo y preocupando al duque de Caylús, quien en esta fecha comunicaba a Ensenada que seguía buscando lugares apropiados para proceder “con toda moderación y cuidado de la facultad que S.M me concede, para colocarlas -las gitanas- con separación y seguridad en los parajes que considerare a propósito del distrito de este mando, minorando el crecido número que hay en Denia, donde no pueden subsistir”.
Plano del castillo de Denia.
El número 14 señala el lugar donde estuvieron presas las mujeres gitanas

Entre tanto se localizaba un lugar adecuado y se autorizaba a Caylús el traslado de las mujeres, las remesas de nuevos contingentes siguieron llegando, constituyendo la que partió de Lorca el 13 de septiembre con 125 personas, una de las más numerosas. Alarmado Caylús por la aparición de epidemias de “calentura en las mujeres y de viruelas en los niños”, advirtió a Ensenada del riesgo que suponía su transmisión a la población de Denia. Un peligro real, por cuanto según datos del archivo parroquial, existe constancia de la defunción de cinco mujeres entre el 5 de septiembre y el 14 de noviembre de 1749, y de 18 niños entre el 19 de agosto de ese año y el 24 de noviembre del año siguiente. Frente a estos fallecimientos, son de reseñar los cinco nacimientos que se produjeron entre el 24 de septiembre de 1749 y el 6 de marzo de 1750: Fernando Antonio de Vargas, Luis Miguel de Vargas, Jaime Ramón Díaz, Manuela Francisca Bermúdez y Raimundo Mariano de Vargas.
Vista de Denia desde el castillo en 1811. Grabado de Alexandre Laborda

Las continuas reclamaciones de Caylús tuvieron fruto por fin el 20 de septiembre, cuando Ensenada le comunicó la aprobación del rey “para desahogar la estrechez del depósito de gitanas de Denia”. Para ello, se acordó el traslado a Valencia capital,de un total de doscientas mujeres con sus niños pequeños, más otras 47 personas procedentes de Ciudad Real -entre ellas diez mujeres que tenían sus maridos presos en las minas de Almadén-.
El castillo de Denia. Archivo General de Simancas

Este interés y preocupación por los gitanos no fue compartido sin embargo por otras autoridades valencianas, como el intendente Malespina y el arzobispo de Valencia, el cual quiso instrumentalizar la ubicación del lugar del encierro de las mujeres, para conseguir su propósito de hacer desaparecer las comedias de teatro, queriendo encerrar a las mujeres en el lugar que ocupaba la Casa de Comedias, para en caso de lograrlo, “no dejar sitio, donde en tiempo alguno se puedan representar”. En su intento, propuso a la Junta de administración del Hospital General, de la que dependía dicha Casa, el derribo de la referida Casa de Comedias, para construir “en el terreno que ocupa, casas habitables”, cuyo gasto ofrecía incluso costear. Un interesado plan que fue desestimado principalmente por el hecho de que dicha Casa de Comedias rendía 3.000 pesos al año al Hospital General de Valencia.
Opuesto Caylús a las maquinaciones del arzobispo, halló acomodo para 120 personas en la Casa de la Señoría de Oliva y de 200 en el Real de Gandía, para lo que consiguió igualmente, “con la economía posible y justificación conveniente”, y a cuenta de la real Hacienda, cubrir el gasto necesario para “remover y colocar los gitanos y gitanas depositadas en ese reino”.
Sin embargo, la lentitud burocrática demoró el traslado, por lo que Caylús volvió a apremiar el 28 de octubre el desalojo del castillo de Denia, reiterando las ventajas que suponía el traslado a Valencia, pues además de quedar mejor acomodadas, “se ahorrarían los salarios de los empleados en aquel -castillo de Denia-”. Además de su preocupación por aliviar las condiciones de habitabilidad de su encierro, Caylús
Puerta interior del castillo

también quiso dispensar a las mujeres un buen tratamiento humano, para lo que propuso para su cuidado al comisario de guerra Juan Francisco de Vega, de quien dijo “tiene gracia particular para manejar a estas gentes”. Además, para tenerlas ocupadas y rentabilizar su estancia, sugirió “dar que trabajar en hilar cáñamo para la fábrica de lona de Cartagena”, con lo que “se remediarían los daños de la ociosidad y se sacaría algún útil de estas mujeres”. En respuesta a dicha sugerencia, el 5 de noviembre siguiente, Ensenada trasladaba al capitán general valenciano la aprobación del rey para reunir en Valencia todo el contingente de “mujeres, niñas y niños” que aguardaban un destino definitivo, así como la idea de “hacerlos trabajar en cáñamo para las lonas de la fábrica de Cartagena”, con lo que en opinión del ministro “así ganarán a lo menos para vestir, se evitarán los vicios a que la ociosidad induce”.

FUENTE: MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel. El castell de Dénia, centre de reclusió per a dones gitanes i xiquets procedents de la "Gran Redada" de 1749, en Aguaits, revista d'investigació i assaig, IECMA Institut d'Estudis Comarcals de la Marina Alta, 2021, pp. 95-125.

El texto completo de este artículo puede consultarse en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8760077.

NOTA: El ayuntamiento de Denia, junto a la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de Valencia, recordará nuevamente los próximos 15 y 16 de noviembre, a las mujeres y niños gitanos que fueron víctimas de la Gran Redada de 1749, antesala del Proyecto de exterminio ideado por el marqués de la Ensenada. Un homenaje que reitera otro anterior en 20 de julio de 2017.


domingo, 27 de octubre de 2024

EL CONDE MARTÍN DE EGIPTO MENOR EN CASTELLÓN. UNA PROPUESTA PARA QUE EL DÍA DEL GITANO VALENCIADO SEA EL 21 DE ABRIL

 La presencia documental gitana en Europa, se remonta posiblemente a principios del año mil, mencionada dentro de una Vida de San Gregorio, escrita por un monje griego del monasterio del monte de Athos –Grecia-, en donde habla de unos adivinos y hechiceros llamados Adsincani, contratados por el emperador de Bizancio para matar a unos animales salvajes.

Más tarde, en 1244, existe constancia de unas cartas otorgadas por los venecianos en Nauplion, a Johannus Cinganus, bastante similares a las que posteriormente obtuvieron los grupos gitanos que llegaron a Europa occidental, al concederles  títulos de duques y condes a los líderes de las compañías gitanas, en contraprestación de sus servicios para combatir las incursiones otomanas. Ya en la segunda mitad del siglo XIV, los gitanos se hallan esparcidos por toda la península balcánica, reducidos a la esclavitud en Valaquia.

Por último, a comienzos del siglo XV se encuentran en Europa central, bajo la protección de Segismundo, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, quien otorgó una carta de seguro al vaivoda Ladislao, en la que se ordenaba, se les tratara bien, “sin ningún impedimento, ni ninguna perturbación”, en consideración a que debían cumplir los siete años de penitencia que se les había impuesto por su apostasía. Además, en caso de que “ocurriese alguna cizaña entre ellos o algún trastorno”, solo el líder del grupo podía juzgar y absolver los delitos de su gente. De esta forma, exhibiendo este salvoconducto, atravesaron los territorios del Imperio y les abrió el camino hacia otros países; siempre en constante movimiento y sin quedarse mucho tiempo en un mismo lugar.


Compañía gitana en marcha. Grabado de Callot

Los grupos estuvieron comandados por líderes, como el duque Andrés y el conde Miguel, ambos hermanos y compañeros de viaje hasta su separación en 1422, cuando iban camino a Roma. Otros jefes gitanos, como Juan del Pequeño Egipto y el conde Tomás, se encaminaron más a occidente y alcanzaron la península Ibérica en enero de 1425. A partir de cuya fecha, nuevos grupos gitanos recorrerían la península, en su mayor parte, sin echar raíces en ella.

Uno de los condes gitanos que se mostraron más activos fue Martín de Egipto Menor, quien junto al duque Pedro, según el Mantul de novells ardits, vulgarmente llamado Dieteri, se hallaron en Barcelona en junio de 1447, en donde se concentró una gran cantidad de egipcianos o bohemianos, descritos como “gente triste y de mala fragua, que se entremeten mucho en adivinar algunas venturas de las gentes”.

El conde Martín, posiblemente, sea el mismo que en 1459 visitó el ducado de Gueldres, en los Países Bajos, dada la gran movilidad con que se desenvolvían estos grupos de egipcianos. En caso de serlo, no tardaría en regresar al reino de Aragón, debido a ya en esas fechas, los grupos gitanos no eran tan bien recibidos como en años anteriores. Un cambio de actitud, perceptible en que el señor de esas tierras, si bien le otorgó un salvoconducto para cruzar libremente el ducado, le impuso la condición de que no debían quedarse más de tres días en cada lugar donde se presentaran.


Ermita de Santa María Magdalena en Castellón. Lugar de peregrinación desde 1375.
De Millars - Thttps://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=122866951


Así pues, volvió a la península y atravesó Cataluña para llegar a Castellón, en donde recibió un salvoconducto por parte de su justicia y jurado, con el que continuar su romería. Desde esta ciudad, se juntó con el conde Tomás para emprender camino hacia el sur peninsular, alcanzando Jaén, el 22 de noviembre de 1462, “con hasta cien personas de hombres y mujeres y niños, sus naturales e vasallos”. Un acontecimiento histórico, por el que, en octubre de 1996, el Parlamento Andaluz, aprobó dicho día 22 de noviembre de cada año, para celebrar el “Día de los gitanos andaluces”.

Recibidos espléndidamente por el condestable Miguel Lucas de Iranzo, los condes le dijeron que habían sido “conquistados y destruidos por el Gran Turco”, a causa de lo cual renegaron de la Fe cristiana. Una apostasía por la que el Papa les mandó emprender una penitencia a lo largo de “todos los reinos y provincias de la cristiandad”. Acabada su estancia, Iranzo, además de darles un salvoconducto y mandar “dar de su cámara muchas sedas y paños, de que vistiesen, y buena copia de enriques para su camino”, les acompañó como “media legua fuera de la dicha ciudad de Jaén”, con lo que los condes quedaron según la crónica, “muy contentos y pagados” por el trato recibido.


Castillo de Santa Catalina en el siglo XV

Posiblemente, ambos líderes se encaminaron hacia Murcia, para desde allí atravesar el reino de Valencia nuevamente. Desde entonces, no volvemos a tener noticia del conde Martín, hasta diez años más tarde, cuando el 24 de septiembre, hallándose en Lleida, recibió una carta de seguro, en la que se mandaba, le diesen ayudas para sus viajes a Santiago y a Roma. Sin embargo, en lugar de encaminarse a estos lugares, tomó camino a tierras valencianas, y volver a Castellón, recibiendo el 18 de octubre de 1472, de su cabildo, una limosna de quince sueldos. Desde allí pasó a Valencia, donde se encontraba Fernando de Aragón, por entonces rey de Sicilia y príncipe de Girona, del que, el conde Martín recibió el día 29 del mismo mes, otro salvoconducto para proseguir su peregrinación.

Tras transitar por el reino de Valencia, volvió a Cataluña en 1473, donde la actitud hostil de la población hacia los diferentes grupos de gitanos había crecido considerablemente. Una conflictividad que también, se estaba produciendo entre los diferentes grupos de egipcianos y grecianos; incluso, dentro de las mismas compañías. Unas rencillas, que contribuyeron a incrementar el rechazo de los vecinos de los lugares que visitaban. Una de ellas tuvo lugar entre los hombres de su compañía, cuando estando en Tortosa, uno de sus hombres, Juan Feto, mató de una cuchillada por la espalda a Jorge Serpa, tras lo cual huyó para refugiarse en el castillo de dicho lugar e invocar el derecho de asilo.

Maestro del Gabinete de Ámsterdam, Mujer con dos niños, 1475-1480,
Museo de Bellas Artes de Boston

Estos conflictos se hicieron perceptibles en los salvoconductos que se otorgaron a partir de estas fechas, pues en lugar de pedir los líderes gitanos, seguridad para peregrinar; en su lugar, se comenzó a incluir peticiones de protección real frente agresiones procedentes de dentro o fuera de sus grupo. Así, el 4 de septiembre de 1476, el futuro Fernando II de Aragón, al conceder un salvoconducto al conde Juan de Egipto Menor, el príncipe lo acogió bajo su protección y salvaguardia, debido a que “el conde Martín, el conde Miguel y el conde Jaboco de Egipto Menor”, le “odian y tienen mala voluntad” hacia él, procediendo “injustamente contra él y sin causa legítima", conspirando "constantemente para traicionarlo hasta la muerte".

La última referencia al conde Martín se produce en Castellón, el 19 de mayo de 1484, con ocasión de recibir una nueva carta de seguro a nombre de  “Martín, conde de Egipto, junto con toda su familia y compañía, vulgarmente llamados bohemianos”. De ellos se dice, que hacían “penitencia en remisión de sus pecados […], por diversas maneras yendo, peregrinando y visitando, así a los gloriosos San Pedro y Santiago de Galicia, como otras partes santas y devotas”. Además, el contenido de dicho salvoconducto revela “el mal acogimiento que les es hecho, como todavía en los pocos sufragios y caridades que por los cristianos les son hechas”. Un rechazo ya evidente como peregrinos a través de una disminución de limosnas, que justificaban su queja, de que habían quedado abocados a una “paupérrima y miserable vida en los dichos peregrinajes, como no tienen nada propio discurriendo por el mundo, no pueden sustentarse”.

Familia gitana en Cosmographia Universalis

La etapa de oro y buena acogida, con la que algunos historiadores han denominado la presencia gitana en el siglo XV, estaba más que finiquitada. Es más, posiblemente habría que remontarse a mediados del siglo, para datar el fin de esta mal llamada etapa dorada o periodo idílico. En su lugar, sería más correcto llamarla de exploración o de peregrinación. Se visibiliza así un conflicto que aflora en salvoconductos similares: y que, hasta 1499, se caracterizan por el empeño de los reyes por seguir protegiendo a los condes gitanos, a pesar de las quejas de unos vecinos que hacían una mala acogida los gitanos, provocándoles “varios escarnios y enojos por parte de muchos indevotos cristianos”, motivo por el que el futuro rey Fernando, dictaminó en la carta de seguro del conde Martín, “que de aquí en adelante, haciendo dicho peregrinaje, puedan andar, venir, estar y retornar, en y por todo el presente principado de Cataluña y otras partes, y tierras del dicho señor rey […], sin contradicción de ninguna persona, de manera que no puedan ser expulsados, injuriados, oprimidos ni damnificados o en otra manera impedidos, ni maltratados por persona o personas algunas de palabra o de hechos […], so pena de dos mil florines de oro de Aragón”. Y, para mayor cumplimiento, instaba a las justicias, a que a “dicho respetable conde, familia, compañía y gente suya, acojan y recepten como mejor puedan y aquellos favorezcan y ordenen y les den todo consejo, favor y ayuda que haga menester, haciéndoles venir y entregar todas las vituallas y otras cosas necesarias, en justos y razonables precios”. Induciendo y persuadiendo a todos los fieles cristianos, a darles “sufragios, almonedas y caridades, de manera que puedan pasar la su miserable vida en el dicho peregrinaje”.


Poco efecto tuvo esta carta de seguro, pues más tarde, también en Castellón, el conde Martín, junto los condes Luis y Felipe, fueron expulsados por las autoridades, por estar causando “un gran daño en la ciudad y en el término de ella”. Para forzar su salida inmediata de la jurisdicción castellonense, sus autoridades autorizaron el uso de la fuerza en caso necesario. El reino de Valencia ya no era tierra de buena acogida, como tampoco el resto de los reinos peninsulares, por lo que el conde Martín, que ya debía ser anciano, pudo haber vuelto a atravesar los Pirineos y buscar otros lugares donde ser mejor tratados.

miércoles, 16 de octubre de 2024

MARTINETE DEL REY SOMBRA O LA MAGIA DE LAS PALABRAS DE RAÚL QUINTO

 El 23 de abril de 2023 se presentó en la librería Picasso de Almería, la novela Martinete del rey sombra. Tiempo atrás, Raúl se puso en contacto conmigo requiriendo información sobre la Gran Redada de 1749. Como en otras ocasiones, en las que algunos escritores o directores de cine me pidieron lo mismo, sin dudarlo me presté a ello, con la esperanza de que la literatura es un buen medio para divulgar y dar a conocer este pasaje de la historia gitana. Aún más, teniendo en cuenta cómo mis publicaciones y demás investigadores como Antonio Gómez Alfaro o José Luis Gómez Urdáñez, habían quedado invisibilizadas, como aún lo está la propia historia del Pueblo Gitano en España.

Afortunadamente, el material que proporcioné a Raúl, lo aprovechó muy bien. Tras varios contactos, comenzó a trabajar en la novela. Pasaron los meses, no tuve más noticias de él; y curioso, me atreví a preguntarle como iba su trabajo. Sólo me dijo que había dejado de escribir la novela, que la había dejado en reposo, para volver después a retomarla; pues de esta forma, tendría mejor perspectiva. Dejé entonces mi curiosidad también en reposo y esperé a tener nuevas noticias. Y llegó el día, me llamó, y me invitó a la presentación.

Confieso que a la puerta de la librería estaba nervioso, ya había tenido anteriormente algunas decepciones, que por diferentes circunstancias, los proyectos de otros artistas habían venido a dar al traste. No tenía ni idea de lo que Raúl había construido. Así en mis pensamientos, paseando para hacer tiempo, me topé con Raúl, venía tranquilo, se paró, y sonriendo me entregó el libro en mano con su dedicatoria.



De camino a la librería, no pude esperar y empecé a devorar el libro. Me senté, empezó el acto y seguía leyendo. Se me saltaron las lágrimas al ver la misma historia que yo había tratado de forma más o menos académica, en una narración poética y sentida. Me emocioné al revivir una historia que empecé a conocer transcribiendo los documentos del Archivo General de Simancas, los del Histórico de la Diputación de Zaragoza y los del Departamento Marítimo de Cartagena; pero, la forma en que Raúl cuenta la historia con el empleo de una prosa poética, con el uso de figuras retóricas y metáforas, realza los sentimientos hacia los protagonistas que desfilan por sus páginas. La lectura se hace ágil y engancha, hace trasladar al lector a esa época cruel, y a sentir el sufrimiento e impotencia que debieron sufrir las víctimas de tal despropósito.

Ha pasado un año y medio, y la semilla del Martinete ha florecido en el éxito. En 2023 cosechó los premios Cálamo y el nacional de la Crítica, desquitándose de esta forma, el haber quedado relegado al segundo lugar, en el de la crítica de Andalucía. Vinieron dos ediciones más. Hoy ya son cuatro, pero el aldabonazo lo ha dado recientemente con el premio nacional de narrativa 2024. Y es que, aunque estrictamente, no se trata de una obra histórica, ni de una novela, ni tampoco de una obra poética; sí podemos decir, que es una obra maestra.

Siempre he pensado que el libro tenía mucho recorrido, y que cada premio, era un suma y sigue; es más, creo que lo mejor aún puede estar por llegar. La magia de las palabras de Raúl no tiene límite. Al tiempo.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

UNA PROPUESTA PARA QUE EL 4 DE SEPTIEMBRE SEA EL DÍA DEL GITANO CASTELLANO Y LEONÉS

El  4 de septiembre se cumplió el 549 aniversario de la llegada a Burgos del conde Juan de Egipto Menor, al frente un numeroso grupo de egipcianos de todas edades y sexo, Hasta el momento, se trata de la primera referencia documentada de presencia gitana en la Comunidad de Castilla y León. Una comunidad que carece de un Día del Gitano, al estilo de otras comunidades, como la andaluza. El año que viene será el 550 aniversario, una conmemoración muy oportuna, que coincidirá con el 600 aniversario de la llegada a España de otro egipciano del mismo nombre.

El año 1475 fue convulso, es el del comienzo del reinado de Isabel I de Castilla (1475-1504), una vez que tras la muerte de Enrique IV, había sido proclamada reina, el 13 de diciembre del año anterior. Un hecho, que dio ocasión, hasta 1479, a la Guerra de Sucesión Castellana, entre los partidarios de Juana de Trastámara, hija del difunto monarca Enrique IV de Castilla, y los de Isabel, hermanastra de este último.

También resultó conflictiva en estas fechas, la relación entre los vecindarios de los lugares que frecuentaban y los diferentes grupos gitanos que recorrían el territorio peninsular; pero también, entre los propios grupos de egipcianos y grecianos. Una circunstancia que contradice la opinión de historiadores que consideran el siglo XV como la edad de oro o el periodo idílico del Pueblo Gitano en España. Una denominación que creemos no se corresponde con la realidad, pues este buen trato se redujo al hecho de que la corona y la Iglesia favorecieron a los pioneros egipcianos por su condición de peregrinos que expiaban su pecado de apostasía y estaban perseguidos por los turcos. Además, sus cabecillas dijeron ser condes y duques,  por lo que la nobleza peninsular los acogió en principio como iguales, permitiéndoseles, tanto en tierras de señorío como de realengo, de una amplia libertad de movimientos y de la potestad de ejercer una jurisdicción interna en cada uno de los grupos comandados por un noble egipciano (Martínez, 2022:15).

Esta situación que se hizo perceptible en los salvoconductos otorgados a varios líderes gitanos, en los que las peticiones de seguridad para peregrinar pasaron a un segundo plano; ocupando su lugar, las solicitudes de protección en caso de agresiones procedentes de dentro o fuera del grupo. Así, el 4 de septiembre, el futuro Fernando II de Aragón, al igual que en 28 de febrero del año anterior hiciera su padre en Barcelona con el mismo conde (Meneses, 1968:247), concedió en Burgos otro salvoconducto al “magnificus Joannes, comes in Egipto Minori”, quien lideraba un numeroso séquito de hombres y mujeres, tanto a caballo como a pie; a fin de acogerlo “bajo su protección y salvaguardia”, para que prosiguiera con seguridad, su viaje en romería a Santiago, Roma y otros lugares, ya que “el conde Martín, el conde Miguel y el conde Jacobo de Egipto Menor, odian y tienen mala voluntad” hacia dicho conde Juan (ACA, Cancillería Real, Reg. 3519, ff.36 v.-37 r.).

Aunque no existe referencia anterior de la presencia gitana en tierras de Castilla y León, es muy probable que varios grupos egipcianos las cruzaran en su peregrinar a Santiago. Es más, la presencia del conde en tierras burgalesas, respondió posiblemente a su viaje de vuelta, pues sabemos, que el 16 de septiembre de ese mismo año, se encontraba en Logroño, donde recibió un nuevo salvoconducto, con el que posiblemente atravesaría el reino de Aragón camino de Francia, pues a partir de esta última fecha carecemos de más información de su presencia en territorio peninsular. Además, posiblemente camino de Roma, hay constancia de que el 28 de mayo de 1485, el señor de Carpi, al norte de Módena, permitió al conde Juan de Egipto Menor, permanecer unos días en su territorio, concediéndole, al igual que hizo unos años antes con el conde Miguel, un salvoconducto en el que pedía a “todos los príncipes y señores eclesiásticos y seculares” y otras autoridades, que permitieran al conde y a sus acompañantes, “viajar y permanecer libremente […], sin tener que pagar peajes ni derechos de aduana” (Gilsembach, 1994:105).

 

BIBLIOGRAFÍA:

GILSEMBACH, R. (1994). Weltchronik Der Zigeuner. Teil I: Von den Anfängen bis 1599, Frakfurt: Peter Lang AG.

LÓPEZ DE MENESES, Amada. (1968) “La inmigración gitana en España en el siglo XV (apuntes para su estudio)”, en Martínez Ferrando archivero, miscelánea de estudios, 1968, pp. 230-263.

MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel (2022). El  Pueblo  Gitano  en  España.  Seis  siglos  de  represión  y  exclusión,  Palma  de Mallorca: Calumnia edicions.



Imagen: Mujer con dos niños y escudo en blanco, compuesta por el Maestro del Gabinete de Ámsterdam, aproximadamente se ese mismo año de 475-1480. Se halla expuesta en el Museo de Bellas Artes de Boston.

domingo, 25 de agosto de 2024

Luis Cortés Fernández, el gitano republicano que participó en la liberación de París

 

Luis Cortés, por alias "El Gitano", nació el 13 de julio de 1914 en Pinos Puente (Granada), De ocupación herrero, estaba casado y tenía dos hijos. Tras la Guerra Civil pasó la fontera con Francia, y tras pasar por un campo de refugiados, se alistó en el ejército francés el 13 de abril de 1939. Posteriormente pasó a Argelia, donde el 23 de julio de 1943, en Orán, entró a formar parte en la Tercera compañía de La Novena, con el blindado HT 'Brunete' M5., llegando a la graduación de cabo y siendo herido en combate en Point de Chatel sur Mosselle 16 de septiembre de 1944. Fue desmovilizado el 26 de agosto de 1946, a partir de cuya fecha no conocemos más datos.

Entre los diferentes episodios que le tocó vivir en su lucha contra el nazismo, se hallan el desembarco de Normandía, la batalla de Ecouché y ser uno de los primeros que entraron en París para su liberación.

El origen de La Novena

La mayor parte de los españoles que decidieron unirse al ejército de la Francia Libre fueron agrupados en el Regimiento de Marcha del Chad de la 2e DB mandada por Leclerc. Después de la fusión de la FFL y el Ejército de África, la división de Leclerc tomó el nombre de 2 ª División Blindada. De las cuatro compañías que conformaban el III Batallón de ésta, la 9ª destacó por estar constituida en su práctica totalidad por españoles. Incluso el idioma oficial era el castellano. Encomendada por Leclerc al capitán Raymond Dronne, estaba compuesta por unos 150 hombres de los cuales aproximadamente el 95 % eran españoles. La mayoría eran anarquistas. Aunque también hubo socialistas, comunistas y republicanos. La 9ème compagnie de combat du RMT pasó a ser conocida por todo el Regimiento simplemente como La Novena.

El 8 de abril Leclerc recibió la orden de embarque. Aproximadamente unos 15.000 hombres, con el equipamiento cedido por los norteamericanos, embarcaron en Casablanca rumbo a Inglaterra. La división quedó acantonada en Hull, adscrita al XV Cuerpo del 3.er Ejército de los EE.UU.

El Desembarco de Normandía

La primera unidad francesa lo hizo en la noche del 31 de julio al 1 de agosto de 1944. Fue el 3er. Regimiento de Marcha del Chad, en el que estaban el Estado Mayor de la División Leclerc y casi todos los españoles de la unidad. El resto de la división blindada lo hizo el 4 de agosto. El desembarco se realizó en la Playa de la Magdalena, de Sainte-Mère-l’Église, en la península de Cotentin, Normandía.

La batalla de Ecouché

El 7 de agosto la Segunda División Blindada aún espera entrar en combate. Los americanos han iniciado una gran ofensiva y a la 2ª DB se le ordenó estuviera preparada. Poco después del mediodía los alemanes iniciaron una contraofensiva hacia el mar, intentado aislar a las unidades norteamericanas diseminadas por la Bretaña. Los hombres de Leclerc esperaron a entrar en combate hasta el 9 de agosto, dirigiéndose hacia Le Mans. El 13, a las nueve de la mañana la unidad recibió la orden de avanzar hasta Ecouché.

El contraataque contra esta localidad sorprendió a los alemanes, pero aún así se mantuvo el cerco y el cañoneo durante el 17 de agosto. La Nueve permaneció en Ecouché hasta que el 23 de agosto se dio la orden de salida.

Liberación de París

En vísperas de la insurrección, el coronel Rol-Tanguy, comandante en jefe regional de las fuerzas francesas del interior, da la orden de insurrección el 19 de agosto. Tres días de refriegas por todo París. El 22 se levantan las primeras barricadas. El 23 hay combates contra los alemanes por toda la ciudad. La presión ejercida por el Alto Mando francés y la insurrección popular que se había desencadenado en la capital francesa ante la amenaza nazi de destruir la ciudad, obligaron al Alto Mando Aliado a aprobar el plan de liberar París.

Con La Novena a la cabeza, comienzó el avance de las tropas de Leclerc hacia la capital. Los primeros tanques y autos blindados de la 9ª mandados por el capitán Dronne cruzan la Porte d’Italie el 24, a eso de las 20’30 de la tarde. 126 hombres y 21 vehículos forman el destacamento. Tras la llegada del Guadalajara ante el Ayuntamiento, Zubieta, Abenza, Luis Ortiz, Daniel Hernández, Argüeso, Luis Cortes, alias El Gitano, Ramón Patricio, alias Bigote, junto al sargento jefe, de Possese, saltan del blindado y se instalan en posición de defensa con las ametralladoras en la mano. Con los españoles llegan algunos soldados de otras nacionalidades. La mayoría viejos luchadores de la Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española. La muchedumbre se va congregando en torno a los soldados de La Novena y comienzan a entonar la Marsellesa. Poco después, las campanas de las iglesias de la ciudad repiquetean. París ya está en manos de las fuerzas aliadas.

FUENTES

- San Román Sevillano, Antonio, "24-25 de agosto de 1944: La liberación de París", en Rebelión (23/08/2014 ). https://rebelion.org/24-25-de-agosto-de-1944-la-liberacion-de-paris/.

- La Nueve, sus hombres, su historia. Ficha del soldado Luis Cortés Fernández, alias Gitano. https://losdelanueve.es/combatientes/luis-cortes-fernandez/. Proyecto de búsqueda de combatientes de Diego Gaspar Celaya