Una historia, un olvido... el discurrir invisible de lo que existió y se desconoce

Este espacio pretende entender la historia como una disciplina que proporciona, tanto la información como los instrumentos necesarios para conocer el pasado, pero también como una herramienta para comprender al "otro", a nosotros mismos y a la sociedad del presente en la que interactuamos.

Conocer la historia de los gitanos españoles es esencial para eliminar su invisibilidad, entender su situación en la sociedad y derribar los estereotipos acuñados durante siglos.

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sábado, 9 de noviembre de 2024

EL CASTILLO DE DENIA. PRISIÓN DE MUJERES Y NIÑOS GITANOS PROCEDENTES DE LA GRAN REDADA DE 1749

Como consecuencia de la redada general de gitanos desarrollada entre la noche del 30 de julio de 1749 y la madrugada del día siguiente en los antiguos reinos de Murcia y Valencia, un total de 1.024 personas gitanas -1.209 a finales del mes de agosto- de todas las edades y sexos fueron capturadas. Desechado el proyecto de expulsión impulsado por el Consejo de Castilla, el marqués de la Ensenada diseñó un proyecto de exterminio biológico, ordenó recluir a los varones mayores de siete años en el castillo de Santa Bárbara de Alicante; en tanto las mujeres, niñas y niños varones menores de esa edad, dispuso su encierro en el castillo de Denia. Unos destinos provisionales, donde la población presa fue creciendo conforme se producían nuevas capturas, y en donde debieron esperar a que el marqués señalara los lugares definitivos de confinamiento de por vida.
Según el presbítero Francisco Palau, el primer contingente de gitanas y niños llegó a Denia el 15 de agosto, escoltado por varios piquetes de tropa de infantería y caballería. Dos días más tarde, la población de reclusas ascendía ya a un total de 254 personas, hasta alcanzar las 928  el 3 de septiembre. Una de las mayores remesas procedió de Lorca. En total 125 partieron de esa ciudad el 13 de septiembre con su correspondiente escolta. Aún el 27 de agosto, el contingente humano seguía creciendo y preocupando al duque de Caylús, quien en esta fecha comunicaba a Ensenada que seguía buscando lugares apropiados para proceder “con toda moderación y cuidado de la facultad que S.M me concede, para colocarlas -las gitanas- con separación y seguridad en los parajes que considerare a propósito del distrito de este mando, minorando el crecido número que hay en Denia, donde no pueden subsistir”.
Plano del castillo de Denia.
El número 14 señala el lugar donde estuvieron presas las mujeres gitanas

Entre tanto se localizaba un lugar adecuado y se autorizaba a Caylús el traslado de las mujeres, las remesas de nuevos contingentes siguieron llegando, constituyendo la que partió de Lorca el 13 de septiembre con 125 personas, una de las más numerosas. Alarmado Caylús por la aparición de epidemias de “calentura en las mujeres y de viruelas en los niños”, advirtió a Ensenada del riesgo que suponía su transmisión a la población de Denia. Un peligro real, por cuanto según datos del archivo parroquial, existe constancia de la defunción de cinco mujeres entre el 5 de septiembre y el 14 de noviembre de 1749, y de 18 niños entre el 19 de agosto de ese año y el 24 de noviembre del año siguiente. Frente a estos fallecimientos, son de reseñar los cinco nacimientos que se produjeron entre el 24 de septiembre de 1749 y el 6 de marzo de 1750: Fernando Antonio de Vargas, Luis Miguel de Vargas, Jaime Ramón Díaz, Manuela Francisca Bermúdez y Raimundo Mariano de Vargas.
Vista de Denia desde el castillo en 1811. Grabado de Alexandre Laborda

Las continuas reclamaciones de Caylús tuvieron fruto por fin el 20 de septiembre, cuando Ensenada le comunicó la aprobación del rey “para desahogar la estrechez del depósito de gitanas de Denia”. Para ello, se acordó el traslado a Valencia capital,de un total de doscientas mujeres con sus niños pequeños, más otras 47 personas procedentes de Ciudad Real -entre ellas diez mujeres que tenían sus maridos presos en las minas de Almadén-.
El castillo de Denia. Archivo General de Simancas

Este interés y preocupación por los gitanos no fue compartido sin embargo por otras autoridades valencianas, como el intendente Malespina y el arzobispo de Valencia, el cual quiso instrumentalizar la ubicación del lugar del encierro de las mujeres, para conseguir su propósito de hacer desaparecer las comedias de teatro, queriendo encerrar a las mujeres en el lugar que ocupaba la Casa de Comedias, para en caso de lograrlo, “no dejar sitio, donde en tiempo alguno se puedan representar”. En su intento, propuso a la Junta de administración del Hospital General, de la que dependía dicha Casa, el derribo de la referida Casa de Comedias, para construir “en el terreno que ocupa, casas habitables”, cuyo gasto ofrecía incluso costear. Un interesado plan que fue desestimado principalmente por el hecho de que dicha Casa de Comedias rendía 3.000 pesos al año al Hospital General de Valencia.
Opuesto Caylús a las maquinaciones del arzobispo, halló acomodo para 120 personas en la Casa de la Señoría de Oliva y de 200 en el Real de Gandía, para lo que consiguió igualmente, “con la economía posible y justificación conveniente”, y a cuenta de la real Hacienda, cubrir el gasto necesario para “remover y colocar los gitanos y gitanas depositadas en ese reino”.
Sin embargo, la lentitud burocrática demoró el traslado, por lo que Caylús volvió a apremiar el 28 de octubre el desalojo del castillo de Denia, reiterando las ventajas que suponía el traslado a Valencia, pues además de quedar mejor acomodadas, “se ahorrarían los salarios de los empleados en aquel -castillo de Denia-”. Además de su preocupación por aliviar las condiciones de habitabilidad de su encierro, Caylús
Puerta interior del castillo

también quiso dispensar a las mujeres un buen tratamiento humano, para lo que propuso para su cuidado al comisario de guerra Juan Francisco de Vega, de quien dijo “tiene gracia particular para manejar a estas gentes”. Además, para tenerlas ocupadas y rentabilizar su estancia, sugirió “dar que trabajar en hilar cáñamo para la fábrica de lona de Cartagena”, con lo que “se remediarían los daños de la ociosidad y se sacaría algún útil de estas mujeres”. En respuesta a dicha sugerencia, el 5 de noviembre siguiente, Ensenada trasladaba al capitán general valenciano la aprobación del rey para reunir en Valencia todo el contingente de “mujeres, niñas y niños” que aguardaban un destino definitivo, así como la idea de “hacerlos trabajar en cáñamo para las lonas de la fábrica de Cartagena”, con lo que en opinión del ministro “así ganarán a lo menos para vestir, se evitarán los vicios a que la ociosidad induce”.

FUENTE: MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel. El castell de Dénia, centre de reclusió per a dones gitanes i xiquets procedents de la "Gran Redada" de 1749, en Aguaits, revista d'investigació i assaig, IECMA Institut d'Estudis Comarcals de la Marina Alta, 2021, pp. 95-125.

El texto completo de este artículo puede consultarse en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8760077.

NOTA: El ayuntamiento de Denia, junto a la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de Valencia, recordará nuevamente los próximos 15 y 16 de noviembre, a las mujeres y niños gitanos que fueron víctimas de la Gran Redada de 1749, antesala del Proyecto de exterminio ideado por el marqués de la Ensenada. Un homenaje que reitera otro anterior en 20 de julio de 2017.


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