El 6 de julio de 1765, Carlos III concedió el tan deseado indulto, que desde hacía dos años esperaban impacientemente los gitanos y las gitanas que aún se mantenían tras un encierro de 15 años.
Esta efemérides ha pasado desapercibida, y no precisamente por desconocimiento. En recientes publicaciones se ha abordado este acontecimiento. Además, el autor de este blog dirigió a varios medios periodísticos nacionales una nota para su publicación, sin que hasta la fecha se tenga conocimiento de su publicación.
La invisibilidad de este hecho histórico permanece. Sólo a través de medios como éste, independientes a convencionalismos, partidismos y visiones estereotipadas, es posible evitar el olvido y conseguir una reparación histórica, tanto para cada una de las víctimas, como para el pueblo gitano en general.